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Hace (2) meses
¿Microestrés? ¿Burnout?

Hoy ya no solo existe el estrés o el burnout, sino que también se está estudiando el “microestrés”

Aunard de la Rocha

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Hoy ya no solo existe el estrés o el burnout, sino que también se está estudiando el “microestrés”. Según un reportaje publicado en Harvard Business Review, Rob Cross y Karen Dillon estudiaron a 300 personas de 30 empresas globales entre los años de 2019 a 2021 y descubrieron que muchos de ellos se encontraban viviendo estrés sin ni si quiera darse cuenta, estaban sufriendo para equilibrar su vida personal y la laboral. Algo que para muchos de ustedes les ha de sonar familiar. En este estudio se percataron que existen muchas presiones pequeñas, series de eventos que pareciera que pasan desapercibidos pero que al final están afectando su bienestar y a estas pequeñas presiones les denominaron microestrés.

La diferencia entre el estrés normal y el microestrés es que el estrés es grande, es visible y obvio, mientras que el otro no es obvio, es ocasionado por un momento difícil que solo registramos como un problema más, un “bache en el camino”, pero que cuando se suman se puede ver por qué son microestrés. Como ejemplo de esto, los autores mencionan las horas extras en el trabajo que inviertes cuando algún compañero del equipo no hizo lo que tenía que hacer o el dejar plantado a algún amigo nuevamente por hacer otra cosa. El microestrés es casi invisible.

Como podemos ver este tipo de estrés nos afecta y se suma al ya conocido burnout, o estrés laboral, que se presenta principalmente en aquellos empleos que implican interrelación social frecuente. El burnout se trata de un agotamiento emocional junto con sentimientos de resentimiento, desvalorización y falta de motivación que se refleja en conductas negativas e incluso violentas hacia compañeros de trabajo o usuarios. Este síndrome se conoce desde 1970, pero fue hasta 2022 que la Organización Mundial de la Salud lo reconoce como un padecimiento.

Este síndrome cobra relevancia en la actualidad, ya que, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, previo a la pandemia un 75 por ciento de los trabajadores ya padecían de estrés laboral, lo que ubica a México en el primer lugar a nivel mundial en fatiga laboral, por encima de China y Estados Unidos. Otro dato interesante es que un 40 por ciento de los trabajadores que realizan labores de escritorio, se encuentran “exhaustos” y el personal de salud es uno de los sectores laborales con mayor afectación por este síndrome.

Por otra parte, según Forbes, el 80 por ciento de las empresas no cuentan con alguna política o estrategia que ayude a disminuir esta problemática en sus trabajadores, lo que les acarrea como consecuencia, el abandono de la empresa, alta rotación laboral, falta de motivación e insatisfacción y baja productividad principalmente. De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo, el estrés laboral cuesta de 5 mil a 40 mil millones de dólares al año a las empresas. Asimismo, según estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México, un 85 por ciento de las empresas en México, no cuentan con condiciones laborales adecuadas, no se preocupan por el bienestar de sus empleados, permiten el acoso y diferentes prácticas que aumentan el estrés laboral.

Los factores que inciden en el desarrollo de este síndrome van desde la incertidumbre económica, la inestabilidad laboral, ausencia de prestaciones laborales, empleos que no nos gustan, abuso o acoso laboral, falta de equidad de género, problemas organizacionales, exceso de trabajo, sueldos insuficientes, etc.

El burnout se manifiesta con trastornos de conducta, como agresividad, trastornos alimenticios, conducta impulsiva, deshumanización, frialdad afectiva; trastornos emocionales como ansiedad, depresión, baja autoestima, bajos niveles de concentración o atención; además de síntomas físicos, como alteraciones en el sueño, cardiovasculares, cefaleas y problemas gastrointestinales.

No importa si es microestrés o burnout, la importancia es que se atienda. Afortunadamente en nuestro país, estos temas están dejando de ser un tabú y cada vez más personas acuden a consulta con psicólogos y psiquiatras, en busca de una mejora en su calidad de vida, ya que el bienestar emocional se refleja en el bienestar físico de las personas y de su entorno.

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