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Hace (3) meses
El síndico de Actopan muerde la mano del amo

No es que el síndico no pueda tener un criterio diferente, pero si él forma parte de este movimiento al que aspira seguir perteneciendo, incluso representarlo en otro espacio de poder, lo mínimo que se esperaría de él es su lealtad y compromiso para continuar pavimentando este camino que ha emprendido el presidente de México.

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Es natural que el síndico de Actopan Alejandro Chapey Ramírez minimice los efectos de un audio filtrado en donde habla pésimo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en temas muy sensibles, que es donde la oposición ha enfocado su agenda para atacarlo en el sexenio. El síndico tenía tres salidas: guardar silencio y esperar a que los efectos pasaran, disculparse, y, la tercera, que es lo que hizo, asumir que no pasaba nada y hacerse la víctima, apostando a la memoria corta de la ciudanía y aplicar la vieja confiable: la guerra sucia y que sí es su voz, pero la editaron.

El síndico se dejó ver como realmente es con sus amigos y personas de su círculo cercano, donde opina libremente de su inconformidad con las políticas públicas del presidente, calificándolas como “pinches locuras”.

No es que el síndico no pueda tener un criterio diferente, pero si él forma parte de este movimiento al que aspira seguir perteneciendo, incluso representarlo en otro espacio de poder, lo mínimo que se esperaría de él es su lealtad y compromiso para continuar pavimentando este camino que ha emprendido el presidente de México.

Es válido opinar distinto, tener una postura frontal al gobierno en turno y a las políticas del presidente, pero para ello, entonces, el síndico debe cambiarse de carril y caminar con los que siempre ha caminado: la oposición y, como él mismo dice, las clases privilegiadas a las que López Obrador desprecia con su discurso de “ustedes los ricos”.

Con esto, queda claro que su carrera política que nunca inició tendrá efectos catastróficos. Tampoco Morena, y menos el municipio, se pierde de algo, pues el joven no tiene ningún mérito ni social, partidista ni político; se trata de esos funcionarios emergentes que han degradado el oficio noble de la política.

Su mayor mérito es haber sido hijo de una pareja caciquil, cuyo poder se extendió entre Actopan y El Arenal. En 2020, en la elección municipal, en una reunión de Morena en el municipio, se ventiló que la mamá del síndico, la diputada local Adelfa Zúñiga Fuentes, aportó un millón de pesos a la campaña municipal, garantizando con ello su integración a la planilla.

Su llegada fue como un balde de agua fría para los fundadores y para la militancia, sabedores de lo que esa familia representa para el municipio, pero la candidata entonces defendió su inclusión, asimismo, recordó entonces que cuando Adelfa Zúñiga estuvo presa fue Morena nacional quien pagó los abogados para que librara la cárcel y, por tanto, era amiga del movimiento.

Hoy, él y su madre pretenden continuar beneficiándose de este movimiento, de Morena, mordiendo la mano de a quien le deben su permanencia en el poder y que continúen gozando de sus privilegios que por décadas han gozado. Chapey olvidó que, gracias a López Obrador, no solo gozan de espacios de poder en Morena, sino que él les tendió la mano cuando más lo necesitaban, cuando habían caído en desgracia. Tiene razón aquel que sugiere, que, en política, los subordinados al principio son como gatitos pequeños, tiernos y dulces, pero una vez que crecen, sacan las garras y no les importa rasguñar la mano de quien los alimenta.

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