Desde hace unas semanas en lo práctico y desde hace unas décadas en lo téorico; una crisis globalizada de escasez de agua para consumo humano se ha acrecentado, poniendo a las autoridades de países y de los tres niveles de gobierno en el caso de México, al borde del colapso.

En la década de los 50 del siglo XX, los científicos predijeron el aumento de la temperatura en varios grados producido por la quema de combustibles fósiles y ecologistas de todo el mundo lanzaron advertencias en aquel entonces apocalípticas sobre el calentamiento global y un clima cada vez más incierto en todas las regiones del mundo.

En las siguientes décadas, la comunidad científica continuó con los estudios y se hicieron llamamientos a los gobiernos y empresas, sobre la necesidad de adoptar combustibles alternativos para mitigar el impacto en la temperatura del planeta.

Los aerosoles usados en la mayoría de productos de consumo masivo como desodorantes, lacas, etc, contribuyeron también en iniciar con el debilitamiento de la capa de ozono sobre los polos, dejando pasar los rayos UV, afectando de forma directa la temperatura de los océanos y el derretimiento del hielo en las zonas árticas.

En 1985, una conferencia en conjunto de UNEP/WMO/ICSU sobre “La evaluación del papel del dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en las variaciones climáticas e impactos asociados” concluyó que se espera que dichos gases causen un calentamiento significativo en el siglo próximo y que es algo inevitable.

Hoy día, son cada vez más comunes e impredecibles los sistemas de tormentas, huracanes en una determinada geografía, mientras que, al otro lado del globo, las sequías son interminables.

Una crisis hídrica se roduce cuando la disponibilidad de agua no contaminada dentro de una región es inferior a la demanda de agua en esta región.

El agua en nuestro estado y en sus municipios, se ven afectados por un incremento en la extracción de agua, el aumento en el consumo ligado al aumento poblacional, en las altas temperaturas y en la poca o nula lluvia que reabastezcan los mantos freáticos y normalicen los niveles de las presas.

De acuerdo a investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, desde 2019 Hidalgo se encuentro en la sétima posición de las entidades con mayor stress hídrico (término que refiere a que el consumo es mayor que la reposición del líquido) y si a esto le añadimos que en el caso de Tula, el agua de los pozos contiene partículas de metales pesados y contaminantes superiores a la norma, la preocupación es aún mayúscula.

En esta temporada de secas, es cada vez más evidente que los organismos operadores de agua, realicen interrupciones en el servicio para compensar la falta del líquido.

Pero más allá de la inversión que las autoridades realicen en este rubro, es imperioso que la ciudadanía actuemos de forma responsable ante esta problemática, adoptando medidas como la reutilización y el uso de mecanismos como la recolección agua pluvial aunada a acciones al uso de aguas grises generada en los hogares.

En la Ciudad de México y ante el inminente agotamiento del sistema Cutzamala, que provee el 25% del agua que se consume en la ciudad de México, las autoridades trabajan a marchas forzadas por obtener agua de otros afluentes para resarcir el desabasto que de acuerdo a lo que se ha vertido en diferentes medios de comunicación, el día cero podría ocurrir para finales de junio.

Así que como dice el dicho: “cuando veas las barbas del vecino rasurar, pon las tuyas a remojar”. Si es que hay agua.