Salvador Dalí
 
Hace (43) meses
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Para Svet, por su amistad.

1: Si tardas mucho en llegar me harás sentir como un premio de consolación, y yo no sé distinguir entre primera, última o única opción, quiero sentir a detalle que esto que ves aquí, este intento de ejercicio, de cocina, de canto, este sentimiento retraído, las ideas a las tres de la mañana, este intento de poeta, que reprueba cursos de miradas y exenta cursos de amistad en línea, este soborno de tu boca que no sabe esperar, este amor sin fecha de caducidad, que mira cómo el tiempo transcurre, cómo el segundero avanza, cómo el calendario agoniza. Agosto para poner los ojos en ti; septiembre para conocerte; octubre el de la poca fe; noviembre el más inestable; diciembre, ¿te perderé de vista? Enero para comenzar, ni un solo beso que llevarse a la boca; febrero el solitario, huelga de hambre, el más tierno chantaje; marzo explotará la bomba; abril para olvidar, pañales, biberones, tú sin voltear, yo comenzando proyectos que no llevarán tus manos, la soledad en su máxima expresión jugando en mis recintos donde el tiempo hace escarnio de mis juegos malabares. Si vas a tardar en llegar, será mejor que no vengas, mi mente ya no podrá reconocer el amor que siempre llega a mí demasiado tarde. Descanse, señorita, tal vez en esta vida las almas gemelas no habrán de conocerse, tal vez en una ciudad distinta, con cuerpos distintos, con palabras de amor distintas y con tiempos iguales, nos conozcamos algún día y como en los cuentos: vivamos felices para siempre; tal vez si ambos lo decidimos, en otra vida pueda darse. Bonne nuit, señorita.

2: Carta de una Amiga: 05/jul/2020. Me encanta tu desorden ordenado. Te sientas en la cama para jugar Xbox, dos libros de poesía a tus pies, libreta y lápiz, juegas y cuando te matan lees, escribes, te vuelven a matar por estar escribiendo, pensando. Mientas madres, fumas, un trago a tu café, oyes que tocan a la puerta y no te importa quién sea, sigues en tu papel, miras el celular porque llegó un mensaje, lo arrojas y casi me golpeas, te encimo mis pies y apenas volteas, te ríes de las locuras del juego, de algo que dicen tus amigos, aspiras hondo para que el humo no se escape, (cómo no te ahogas) volteas a verme, soy feliz y lo sabes. Llega la comida, bajo, abro, te sirvo y das las gracias dedicándome una muerte en video-juego, me haces reír mucho, luego tus pies de pronto están en mi cabeza y te dejo jugar como un bebé que no sabe lo que hace, vuelves a tomar el papel y escribes: “Pasas de la lengua a la poesía”, tomas el control y ejecutas a un hombre en gears y llueve sangre, contigo hay sangre y buenos días, pizza, juegos de manos, maravillas, te llama tu madre y no contestas, no deseas interrupciones, grito una frase de un poema de Parra y volteas para llorar, arte dramático debiste estudiar, eres tan único, tan tú, por eso temo que alguien llegue y perderte, tontas todas las que hemos creído que eres nuestro, tú no eres de nadie, vas a solas y de pronto nos es concedido tomar tu mano una parte del camino, no existe hombre más sensible, encantador, divertido y que sepa escuchar, que tú Vidalito, si así serán nuestros días, quiero firmar en mi piel un contrato, ahora puedo verlo, tu poesía nace a una velocidad impresionante, apenas puedes respirar y tienes la frase correcta, antes de que pueda decir algo, en tu cabeza ya pasaron mil respuestas. Odiseo, no te has bañado, no has dormido, parece que sabes algo que nadie sabe, como si no quisieras perder ni un minuto más de tiempo. Que lindos ayeres, ahora dice una amiga en común que luces cansado, agotado de ir y venir, dice que haces las maletas para un viaje largo, que pronto partirás. Dice que has convertido el café en plaza y que pasas días tomando. Me dijo que lucías hermoso entre tantos libros nuevos, me dice que has cerrado twitter y que por las noches caminas como un fantasma por el parque, dice que no ha podido acercarse más de lo que nos permites. En redes de tu familia no hay indicios tuyos, solo podemos verte en programas. Odiseo, te ha comido la tierra, yo pienso que te estás reinventando, que pronto darás de qué hablar, apuesto mi vida que regresarás con nuevos libros, quizá una linda chica, con niños tuyos o adoptados, tienes la característica del ave fénix, los poetas resurgen de las cenizas, ninguna enfermedad puede vencerte, ni los amores que no valen la pena. Odiseo, cuídate las espaldas, que no te apunten las balas y que encuentres el amor, espero algún día volver a verte, y encontrar en tus ojos al niño que siempre quisiste ser. Te ama tu ratita. Svet S.

3: Homenaje a Salvador Dalí. El señor capitalista ha comprado un cuadro de Dalí, le ha puesto en el mejor lugar de su quinta residencia, coleccionando obras maestras es feliz. Por otro lado, Dalí ha llegado a un cielo de jirafas y fetos, de relojes a contra tiempo, de lenguajes glíglicos y Cronopios en Espera de Famas, de fusiles que disparan giralunas, de pezones dilatados con sutura; llegó en su tiraplano de añil, con sus sueños de tergal adolescentes, saltando las farolas transparentes y tomando entre las manos inquietudes. Se percibe anodino, necio, falto de tinieblas ordinarias e invisibles, esa unión de invisibilidades hace de él, genialidad, locura, encantamiento; toma la bufanda de un perchero inofensivo, la gabardina con el par de bolsillos repletos de memorias, no tiene más que dar que una lluvia en primavera, que un velorio de colores, mira una foto desdeñada, la gira, la mueve, la rompe, la arma, y los elefantes, y las palomas, y el tigre que lo mira desde aquella esquina, se prestan, prestan su presencia, Dalí se encuentra de cabeza, con los ojos llenitos de profundidad compulsiva, con una implosión de arte en las arterias, comienzo, intermedio, final, Dalí se retira lentamente sin voltear. Han pasado treinta años y ahí ha quedado la armadura de tela, un pincel como única ofensiva, los dioses lo miran divertidos y piensan en lo absurdo de la vida. La noche se hizo tarde tan temprano, en su pintura solo cabe la pintura, mostachos grandes, frente en altura, colas de nubes, ríos de paleta, imágenes de música, palabras indecentes, brújulas de más de cuatro hojas, percheros, comodines, tesituras. Qué triste está Dalí, a punto de dibujarse una bala, mirando su pintura inmóvil, quieta, atada con el resto de sus formas, a una gris y refinada sala.

4: Cada día que pasaba jugabas a perderme, te esmerabas en alejarme; yo cansado del juego de mentiras, te dejé ganar.

5: Escriban sus comentarios, críticas y más críticas y nada de elogios a: [email protected] twitter: @Vidal_Evans

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