¡Rasca huele!
Imagen: Federico Escamilla
 
Hace (33) meses
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Aunard de la Rocha

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¿Quién de ustedes recuerda las calcomanías de rasca huele?

Fueron toda una sensación en su momento, para aquellos que no les tocó este parteaguas en nuestra niñez, eran unas calcomanías que al rascarlas desprendían aromas relacionados con las mismas, algunos agradables, otros no tanto.

¿Recuerdan los Bubble Gummers? ¡Olían a chicle!

¿A qué huele un auto nuevo?

Y así pudiéramos transportarnos literalmente a etapas de nuestra vida en la que anclamos ciertos momentos con los aromas que disfrutábamos, desde flores, frutas, perfumes, cremas, dulces, juguetes y en si, todo tipo de ambientes, que en muchos casos fueron creados a propósito y en muchos otros, así es como olían. Derivado de estas experiencias se ha desarrollado el marketing olfativo, con el cual las empresas buscan atraer clientes o realizar ventas vinculadas a los aromas.

En un estudio realizado por la Universidad de Rockefeller en 2014, se descubrió que el ser humano puede percibir por medio del olfato un trillón de combinaciones de olores. Derivado de este tipo de estudios, así como la relación de los estímulos que provoca este sentido en nuestro cerebro, muchas empresas y científicos en todo el mundo se han dedicado a descifrar estos aromas e incluso ya podemos ver como se han desarrollado narices digitales.

Según el Instituto de Mercadotecnia de Olores (Scent Marketing Institute), de todos los sentidos el del olfato es el principal, ya que detecta desde una leche que está en mal estado hasta una posible fuga de gas. Algunas de las tendencias que se han recopilado a través de estudios demuestran que para ciertos aromas existen algunos comportamientos, por ejemplo: para mantenerse alerta oler menta o cítricos; comprar muebles caros, aromas de piel y cedro, comprar una casa, aromas de recién cocinado; sentir un cuarto más grande, manzana y pepino.

Empresas como Aromyx trabajan en la tecnología que permite digitalizar y cuantificar los aromas que son recibidos y transmitidos al cerebro. Esta empresa se encuentra conjuntando información para que las compañías puedan cambiar la manera en la que desarrollan sus productos y cómo los promocionan, de acuerdo con datos demográficos y tendencias. Ellos, ya desarrollaron algoritmos para medir como el ser humano asocia el olfato con las actividades que se detonan en el cerebro.

Otras invenciones incluyen por ejemplo la Scentee Machina que es un dispositivo conectado al teléfono celular que emite aromas según lo que necesites ya sea para despertarte, para estar en una reunión con amigos o para relajarte.

En 2014 ya se había lanzado al mercado un teléfono, el OPHONE que permitía etiquetar imágenes y enviar olores. En 2018 otro grupo de científicos en Malasia comenzó a trabajar en tecnología eléctrica de olores, en donde están tratando de desarrollar aplicaciones que permitan a los usuarios transmitir y recibir aromas.

Se espera que para el 2030 ya exista todo un desarrollo de este tipo de tecnologías y que podamos oler a través del internet.

Al paso que vamos y después de ver los cambios en la manera en que consumimos después de la pandemia y en donde las compras y la comunicación a través del internet ha evolucionado a pasos agigantados, seguramente será antes del 2030 que podamos enviar mensajes con aromas, o contar con equipos como difusores, que permitirán recrear en tiempo real lo que otra persona esta oliendo en ese momento o poder oler algo que queramos comprar en línea.

¡Hay que prepararnos para tener nuestro nuevo Rasca Huele PHONE!

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