La desconfianza presidencial
 
Hace (12) meses
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Marco Moreno
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¿Te imaginas que estás frente a los sucesos del día y tienes que escribir una columna? Por un lado, la SEP determina de manera unilateral que la información que produce es inadecuada para que la difunda el Inegi.

A esto sí habrá que dedicarle un tiempo. Que la misma SEP diga que su información no es de interés nacional y el Inegi lo crea, es, por decir los menos, una barbaridad de opacidad construida a modo para evitar dar a conocer el estrepitoso fracaso de la nueva escuela mexicana.

Por otro, la Caasim logra desactivar miles de tomas clandestinas, hecho que debe de reconocerse como valioso para el organismo.

El presidente de la república envía una iniciativa para desaparecer la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción por considerar que sus funciones son confusas y duplican actividades de la Secretaría de la Función Pública, pero pretende eliminar a 18 institutos y comisiones.

La Suprema Corte de Justicia determina que el traspaso de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) es ilegal; de hecho, un magistrado lo califica de fraude a la Constitución y lo invalidan. Vaya, ¡qué decisión tan fuerte!

El presidente, horas antes de que la Corte sesionara, los llama a no declarar inconstitucional la ley de la Guardia Nacional para evitar que estemos igual que en los tiempos de Calderón. Alto. ¿Igual que en los tiempos de Calderón?, haciendo referencia a García Luna.

Lo que el presidente dijo fue: “Vamos a esperar que no declaren inconstitucional la ley para que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa, que es lo que estoy proponiendo, porque si no depende la Guardia Nacional de la Secretaría de la Defensa y sigue como antes, que dependía de la Secretaría de Seguridad Pública, de García Luna o de Chong, secretario de Gobernación, pues miren cómo terminó la Policía Federal, completamente corrupta”.

Hagamos un alto. El presidente afirma que, si la Guardia Nacional no depende de la Sedena, esta volvería a corromperse, como antes. El pasado para estos fines ya no importa; importa el señalamiento directo que hace a su secretaria de Seguridad Pública.

Los que sí saben cómo habla el presidente dirán que no hace referencia a la actual secretaria de Seguridad Ciudadana. ¿Pero entonces quién se corrompería? ¿Los futuros secretarios de Seguridad Ciudadana? Eso quiere decir que tampoco confía en los aspirantes presidenciales de Morena.

Lo que implica que el único libre de corrupción es el presidente de la República. ¡Vaya mayúscula afirmación tácita la que realiza! Teme a la corrupción que su gabinete de Seguridad puede generar si la Guardia Nacional es declarada civil y bajo las órdenes de la secretaria de Seguridad Ciudadana.

Mejor que retire la iniciativa para eliminar la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción, porque a lo mejor sí lo va a ocupar.

“Imagínense lo triste de crear una institución nueva, que está funcionando muy bien, que ya tiene 130 mil elementos, que tiene hasta ahora 280 cuarteles en todo el territorio nacional, que va a tener 500 para proteger a la gente, y que llegue a manejarla un junior, un García Luna, sin principios, sin profesionalismo, sin honestidad. ¿En qué va a terminar? Pues como terminó la Policía Federal”.

Imaginemos, por un momento, lo triste que resultan las declaraciones de quien cada día afirma que los oligarcas no volverán al Poder, pero tampoco confía en quienes continuarán, según ha dicho, la transformación de la vida pública del país.

Y entonces al enterarse de que la Suprema Corte ha invalidado la transferencia de la Guardia Nacional ha reprochado la actitud de los ministros y ha reiterado que en 2024 presentará una nueva iniciativa para entregarla a la Sedena.

Reitera de manera insistente que debe estar en el Ejército para evitar que se corrompa como en el pasado y aseguró que, en la elección de 2024, su partido tendrá mayoría calificada, si no absoluta, y, entonces, los diputados votarán por una reforma constitucional que le permita entregar la Guardia Nacional.

“Yo espero que se tenga mayoría calificada, dos terceras partes del nuevo Congreso para que antes de que me retire pueda yo dejar esta reforma constitucional que es importantísima porque es un blindaje para que no vaya a suceder lo que se padeció: de que la seguridad pública estaba en manos de la delincuencia”, señaló.

Una vez más, el presidente no confía en su secretaria de Seguridad Ciudadana y no lo hace porque desde la conferencia matutina dio la instrucción para mantener al general retirado David Córdova como comandante de la Guardia Nacional. Ni en ella, ni en lo que llama burdamente “sus cocholatas”.

Marco Moreno

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