Desde el arranque del proyecto de Criterio Regiones no hemos dejado de ver notas sobre los abusos que cometen los alcaldes y servidores públicos a costa del erario. Alcaldes y regidores que deliberadamente se aumentan el sueldo, se otorgan bonos, remodelan sus oficinas y hasta salen de viaje con todos los lujos posibles.
Parece que las arcas de los municipios no han dejado de ser un botín que cambia las vidas, pero no las de aquellos que más lo necesitan. El estallido de la ya famosa Estafa Siniestra es otro de los parámetros con el cual podemos medir cuál es la verdadera intención de quienes buscan una alcaldía. Y esto se agudiza entre más lejano el municipio, pues parece que las distancias aún juegan un papel fundamental. Si están lejos de la capital se creen con más impunidad, con menos recato.
Hoy, en Criterio Regional, vemos otro ejemplo de la calidad moral de las autoridades, el recién nombrado presidente municipal interino de Nopala, Jesús Rivera Medrano, quien no dudó en remodelar su oficina, pues por que puede, quiere y el dinero sobra. ¿Pero en verdad sobra?, es una pregunta que deberían contestar los ciudadanos, esos que ven cómo el alcalde puede defecar entre mármol y lujos y ellos carecen, a veces, hasta de drenaje.
Rivera Medrano, basta decirlo, era el encargado de las finanzas del municipio cuando se llevó a cabo la famosa estafa, que mantiene prófugo a su entonces jefe, Luis Enrique Cadena. Entonces, dicen los regidores, ya se servía con la cuchara grande. ¿Por qué sería diferente una vez siendo alcalde?
Entre las acusaciones que pesan sobre él resalta el sospechoso enriquecimiento de su patrimonio: es señalado de comprar maquinaria pesada de la noche a la mañana.
Y ejemplos como estos sobran en los municipios.
Payasadas: Otro ejemplo del descaro: el alcalde de Chilcuautla, Valente Martínez Mayor, quien reconoció que formó parte de la Estafa Siniestra, pero después regresó el dinero. Vaya descaro, cometió un delito, pero se cura en salud, pues se dio cuenta que se lo iba a cargar el payaso.
