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Hace (20) meses
No hay recursos para garantizar una vejez digna a millones de personas

Eduardo Ruiz-Healy

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Quince millones 142 mil 976 personas tenían 60 o más años en 2020 de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda que ese año realizó el Inegi. Eran el 12 por ciento de la población total del país.

En solo 20 años el número de quienes tenían 60 años o más creció 118 por ciento, ya que el censo de 2000 registró a 6 millones 948 mil 457 personas que representaron el 7 por ciento de la población de México.
Según cálculos del Consejo Nacional de Población (Conapo), en 2030 serán el 15 por ciento de la población y en 2050 el 23 por ciento.

En lo que a las personas de 65 o más años se refiere, en 2000 eran 4 millones 750 mil 311 y en 2020 sumaban 10 millones 321 mil 914, después de aumentar 126 por ciento. Estos hombres y mujeres representaron el 5 por ciento de la población del país al empezar el siglo y el 8 por ciento 20 años después.

El envejecimiento de la población de un país tiene aspectos positivos y negativos y son más los segundos según mayor sea la pobreza de ese país.

Entre los negativos están los que Ronald Lee y Andrews Mason, académicos de las Universidad de California en Berkley y Hawái en Manoa, anotaron en su artículo Cost of aging (El costo del envejecimiento) que se publicó en marzo de 2017 en la revista Finance and Development del Fondo Monetario Internacional: “El envejecimiento de la población y el crecimiento más lento de la fuerza laboral afectan la economía de muchas maneras, reduciendo la tasa de crecimiento del PIB, aumentando los costos para las personas en edad laboral de apoyar a los adultos mayores y estresando los presupuestos públicos al aumentar los costos de los programas para los adultos mayores… Muchos estudios empíricos han encontrado que el crecimiento del PIB se desacelera aproximadamente uno a uno con la disminución de la fuerza laboral y el crecimiento de la población…”.

En México también ha ido en aumento la tasa de dependencia de la población envejecida, el indicador demográfico que mide el número de personas mayores que no trabajan (de 65 o más años) respecto a la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años).

En 2000, dicha tasa fue de 8.2, o sea unas ocho personas dependientes por cada 100 personas activas. En 2020, la tasa fue de 12.3 y aumentará conforme transcurra el tiempo.

Lo anterior significa que cada año se necesitarán más recursos para apoyar a un mayor número de personas de 65 o más años que de por sí no la pasan nada bien.

De acuerdo con la más reciente medición de la pobreza realizada en 2018 por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), “siete de cada 10 personas de 65 años o más recibían ingresos por pensión por jubilación o por programas sociales, sin embargo, la condición de recibirla no fue suficiente para erradicar la pobreza entre esta población”.

Los gobiernos de este país han diseñado programas para ayudar económicamente a cada vez más adultos mayores. Tan solo este año se repartirán 238 mil millones de pesos entre 10.2 millones de personas de 65 o más años. Cada una de ellas recibirá 3 mil 850 pesos bimestrales, monto insuficiente para proporcionarles los satisfactores mínimos que requieren.

Es un hecho que cada año son más los hombres y que deben enfrentar una difícil situación en el ocaso de sus vidas porque el país no cuenta con los recursos suficientes para garantizarles una vejez digna.

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