Corrían los últimos meses del 2005, cuando menudearon entre funcionarios y empleados del Tribunal Superior de Justicia los comentarios sobre presuntas irregularidades en el manejo del fondo judicial hasta una insospechada venta de una camioneta recién remodelada.
Eran los tiempos del magistrado presidente José Francisco Díaz Arriaga, quien además de tener el tino de ser el primero en retirarse con un bono millonario, también gozaba de la mejor de las suertes, pues su hijo abogado, casualmente litigaba los asuntos más pesados.
Por fortuna para él, existía una estela de complicidades que le permitían actuar con total libertad, pese al malestar de jueces y funcionarios celosos de la ética que habría de precisarse en el Poder Judicial.
La verticalidad a que estaba obligado el magistrado presidente de momento se vio relajada al trascender el autopréstamo que se autorizó. Primero porque rompió la inviolabilidad del fondo judicial que estaba considerado como intocable y luego, porque adujo ya haberlo pagado sustentando su dicho con documentos alterados.
Otro asunto que causó revuelo entre los empleados, fue el excesivo gasto que implicó el pintado, medio ajuste de motor y cambio de llantas a una camioneta familiar de reciente modelo, porque días después, fue dada de baja como inservible y vendida en un costo menor a la factura pagada al taller encargado de enchular el automotor.
Publicado el hecho, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, solicitó una entrevista como derecho de réplica para exponer su dicho y explicó que la venta fue al mejor postor y él fue el agraciado.
Meses antes de concluir el sexenio de Miguel Osorio y por consiguiente su encargo, hizo cambios a los ordenamientos internos del TSJ, para de esa manera asegurar un bono millonario. Diez años más tarde fungió como director del Centro de Evaluación y Control de Confianza en la PGR que dirigía Jesús Murillo Karam.
Y justo, horas antes de finalizar el año, el apellido regresa con fuerza a los encabezados periodísticos, aunque ahora se trata de su hijo con los mismos nombres, un abogado egresado de la pachuqueña Universidad Científica Latino Americana de Hidalgo en donde obtuvo una licenciatura en 2002.
En su domicilio particular, ubicado en el prominente Club de Golf y en su despacho, considerado como el más grande de Pachuca, fue buscado por la policía quien también realizó cateos autorizados por los jueces.
La Interpol ya lo busca en el extranjero como presunto responsable de un fraude por más de 39 millones de pesos a la empresa Luna Gas SA de CV, mientras que en el Juzgado Tercero Civil del Distrito Judicial de Pachuca está pendiente otro asunto tutelado por la firma Díaz, en donde la suerte económica fue de 114 millones de pesos y los cuales no fueron entregados a su clienta.
Sin duda, la ética profesional también quedará muy en entredicho al defender a personajes poco aceptados socialmente, tal como el presunto autor de la muerte de su propio hijo de dos años y medio.
Sin duda, para hoy martes, el número de acusaciones y denuncias bien se pudieron incrementar al trascender que el halo de impunidad que los cobijo por largos años ya desapareció.
NIMIEDADES: El priismo que no cuenta con jefe político en Hidalgo, habría de perder tres a uno en las senadurías y el PAN, aunque tiene líder, tiene por cuatro de Morena, según las encuestas.
