Como una forma de mantenerse activo y productivo dentro del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Pachuca, el señor Silvestre Diego Hernández, quien cumple una condena de 18 años, aprendió a elaborar piñatas desde hace doce años.
Resultado de su participación en un curso impartido por el Instituto de Capacitación para el Trabajo de Hidalgo (Icathi), ha capacitado a otros internos en diferentes áreas: diseño, elaboración del molde y el acabado de la piñata, lo cual representa una terapia ocupacional, además de un ingreso para cada uno de los participantes y sus familias.
En total, los internos elaboran unas 50 piñatas cada semana a lo largo del año, aunque entre septiembre y diciembre aumenta la producción, por lo que se hacen hasta 100 piñatas, según la demanda.
Hernández aseguró que se trata de un trabajo muy satisfactorio porque sirve para crear y ganar dinero, pero también para llevar alegría a la gente.
“Me representa mucha satisfacción y alegría porque la gente se divierte; año con año nos siguen buscando las personas y llegan otros compradores”.
Los reclusos llevan la administración de las ganancias de cada piñata, pues de ahí se pagan sueldos, materiales, mantenimiento y elaboración de los moldes que, en el primer año eran 50, y hoy en día son 300 en total.
El señor Silvestre está por cumplir su condena, por lo que dice que está satisfecho al dejar un legado y sustento tanto a sus compañeros como para su familia, pues también a ellos les enseñó cómo hacer piñatas con lo que aprendió dentro del Centro de Readaptación.
Su deseo es: “Que todas las familias disfruten las piñatas que hacemos en el Cereso, porque lo hacemos con profesionalismo y mucho amor”.
Dato
Sara Elizondo
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