Diana Rivera, dibujante y bordadora de tenangos, aseveró que dichas artesanías se han convertido en un ícono de la alta costura desde la década de los 60.
Por esto, detalló la elaboradora, se han transformado en prendas que están fuera del alcance de muchas personas, pues estos productos se han enfocado cada vez más a los individuos con alto poder adquisitivo.
Rivera detalló que, por ejemplo, los artesanos pueden tardar hasta seis meses en elaborar un mantel; sin embargo, pueden venderlo en el extranjero y obtener ganancias importantes, por lo que muchos han querido aprender y lucrar con los bordados, pero también por eso hay “tanto coyotaje”.
Además, destacó que los tenangos tienen fines casi exclusivamente comerciales, no de autoconsumo. Explicó que las prendas con dichas obras que portan los lugareños son hechas por ellos mismos o un familiar, pues no es común que las compren entre sí.
Especialmente, dijo, en época de la pandemia de Covid-19, cuando las necesidades primordiales de la población son el cuidado de la salud y adquirir alimentos.
Además, la artesana manifestó que el turismo era una de las principales fuentes de ingresos de los elaboradores hasta hace casi un año; no obstante, dicha actividad ha sido paralizada por la contingencia sanitaria.
ELABORACIÓN
Rivera detalló que los artesanos pueden tardar hasta seis meses en elaborar un mantel; sin embargo, pueden venderlo en el extranjero y obtener ganancias importantes, por lo que muchos han querido aprender y lucrar con los bordados, pero también por eso hay “tanto coyotaje”
Vanessa E. Romero I Tenango de Doria