El contralor del ayuntamiento de Tula, Marcolino Celso Escamilla Reyes, reconoció que existe incertidumbre en el gobierno local saliente, respecto a quién se le entregará la administración municipal 2016-2020, ya que, literalmente, los tiempos “se los comen”, pues están sujetos al Proceso de Entrega Recepción (PER) previsto por la ley, además de las determinaciones del Congreso local.

Escamilla Reyes indicó que, aunque falta menos de un mes para cumplir con el PER, el retraso en las elecciones para renovar alcaldías los ha obligado a detener ciertos procedimientos administrativos, por lo que temen que el tiempo no sea suficiente, ya que es mucha documentación y cuentas por revisar.

“El tiempo ideal para llevar a cabo el PER antes de que culmine 2020 hubiera sido de cuatro meses antes, tal y como se hizo en el momento en que se recibió el poder de la gestión 2012-2016, por lo que el trecho que falta se antoja insuficiente para llevar a cabo el proceso en tiempo”, dijo Marcolino Celso Escamilla.

Señaló que, cuando llevó a cabo el Proceso de Entrega Recepción 2016, se empezó desde junio, “casi pasando las elecciones”, por lo que consideró que se hizo una labor adecuada, “pero fueron cuatro meses; ahora, en menos de un mes, quién sabe si se podrá cumplir”.

No obstante, aseveró que, de alguna manera se tendrá que sacar el trabajo, pero, aún con ello, exhortó al Congreso a que aclare qué va a ocurrir.

“Debe aclarar si habrá designación de concejos o qué es lo que va a pasar”, declaró Escamilla Reyes.

Miguel Martínez

Tula de Allende