En Zimapán se puede disfrutar del turismo de aventura, comunitario, rural y alternativo, mientras se está rodeado de bellezas naturales.
En el Pueblo Mágico de Zimapán, ubicado en la Sierra Gorda hidalguense, a tres horas de Ciudad de México, dos horas de Pachuca e igual tiempo de Querétaro, se puede disfrutar del turismo de aventura, comunitario, rural y alternativo.
El nominativo de Pueblo Mágico lo obtuvo en 2018 por sus entornos naturales, su historia y su cultura. En este destino se promueve el desarrollo comunitario y regional con el propósito de impulsar la sustentabilidad de las comunidades.
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En Zimapán se encuentra El Vigilante, un espectacular monolito de 15 metros de largo que muestra dos perfiles perfectamente formados. Se presume que dicho rostro fue ídolo de adoración del grupo chichimeca los pames. Está rodeado de cajetes prehispánicos (que se utilizaban como baños rituales con una mezcla de hierbas especiales) y paisajes increíbles del Cañón del Infiernillo, como la imponente presa.
Localizado en la comunidad de Llano Segundo, la cabeza del tótem de roca mide ocho metros hasta su barbilla, mientras que el ancho de su cara mide cuatro metros.
Asimismo, entre grandes cañones y caprichosas formaciones geológicas de la naturaleza, las grutas de Xajhá se convierten en una experiencia mágica para los visitantes, por sus relajantes y cristalinas aguas termales de hasta 40°, una de las joyas de la denominada “capital minera”. El viaje de la cabecera de Zimapán a la comunidad Xajhá dura 40 minutos en vehículo.
En la localidad se puede abordar una lancha y navegar en el río Moctezuma, realizar senderismo entre altos cañones y paisajes y disfrutar de las cristalinas aguas termales o rentar una cuatrimoto, disfrutar la tirolesa y vivir la experiencia de acampar junto a la gruta.