México ha fallado a los países del Triángulo Norte de Centroamérica al no reconocer que los migrantes salen huyendo de la violencia y que necesitan protección internacional, aseguraron defensores de derechos humanos.

Durante la presentación del informe Un camino incierto, justicia para delitos y violaciones a los derechos humanos contra personas migrantes y refugiados en México, se expuso el caso de un migrante salvadoreño que salió de su país huyendo de los maras y fue detenido por el Instituto Nacional de Migración (INM).
El salvadoreño pidió asilo, pero se lo negaron y fue deportado. A su regreso a El Salvador fue golpeado, lo que provocó que estuviera hospitalizado tres semanas, cambió su ciudad de residencia, pero los maras lo persiguieron y decidió huir otra vez, buscando llegar a Estados Unidos porque se dio cuenta que las autoridades mexicanas no le darían refugio, narraron.
“Yo creo que México es un país hipócrita, un Estado hipócrita. Podríamos decir que es la simulación perfecta y que el Programa Frontera Sur ha sido todo un éxito para ellos, por supuesto, los números los lanzan con mucho orgullo. Para nosotros debería ser el gran fracaso de la sociedad mexicana y del Estado mexicano en su responsabilidad con los hermanos centroamericanos”, declaró fray Tomás González, director de la Casa del Migrante en Tenosique, Tabasco.
Irazú Gómez, consultora independiente, consideró que México le queda debiendo a Centroamérica el cumplimiento de la Declaración de Cartagena, que compromete a los países signatarios a dar refugio a quienes huyen por situaciones de violencia sistemática.
“La violencia sistemática está siendo uno de los detonantes más fuertes de la movilidad humana en Centroamérica y el Gobierno mexicano tendría que establecer estrategias no solamente de asilo sino también de soluciones duraderas. Las personas están viendo a México como país de destino”, dijo.