Justo antes de su detención, Ovidio Guzmán, señalado como el líder del Cartel del Pacífico, viajaba por las calles de Culiacán acompañado de 26 camionetas blindadas, las cuales algunas estaban modificadas para disparar metralletas fuera de cabina, mientras otras tenían quemacocos hechos de placas de metal para emplear armas de fuego desde el interior.
De acuerdo con el recorrido que hizo el medio nacional Milenio en el lugar donde ocurrió el enfrentamiento entre sicarios y militares, en un municipio denominado Jesús María, se pudieron observar dichos vehículos usados para la seguridad del hijo de Joaquín “Chapo” Guzmán y que muchos de ellos terminaron destruidos tras la refriega.
Según lo que se pudo observar, algunas de las camionetas tenían un tipo de blindaje artesanal, tal como lo informó en su momento Luis Crescencio Sandoval González, secretario de Defensa Nacional; los parapetos tenían, a manera de firma, el dibujo de un ratón, en alusión al apodo del capo, así como emblemas usadas en comics.
Por otro lado, también se pudo ver que todos los vehículos tenían los vidrios blindados, los cuales habían contenido los disparos hechos por miembros del Ejército; al menos tres automotores estaban diseñados con ventanillas como las usadas dentro de los tanques de guerra, con solo un pequeño visor.
Otras camionetas habían sido modificadas en su techo para colocarle aditamentos, tales como puertas circulares tipo tanque, con los que los sicarios podrían abrirlas y realizar disparos en contra de sus enemigos. Por otro lado, una Ford Lobo tenía una estructura hecha de madera y acero que permitía maniobrar artillería pesada y tener protección.
Sandoval González, tras la detención de Ovidio Guzmán, dio a conocer que se llegaron a asegurar 13 vehículos operativos y se inutilizaron 40 camionetas, de las cuales 26 tenían blindaje, que, a pesar de su naturaleza, no pudieron contener “el poder de fuerza” que usaron los elementos del Ejército.
Redacción web
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