Se cuenta que Pedro Romero de Terreros, dueño de la hacienda de Santa María Regla, en Huasca de Ocampo, tenía una hija muy hermosa. Con frecuencia, el poderoso hombre la llevaba a este lugar para que lo acompañara, y entre esas visitas, ella se enamoró del capataz.
Se dice que el adinerado hombre los encontró besándose en uno de los puentes de la hacienda, por lo que se puso fúrico y arrastró a su hija por todas las escaleras y, finalmente, la aventó del puente.
Te puede interesar Toto Nava llenará de música el Teatro Romo de Vivar
Te puede interesar Freakz Party: conoce horarios y detalles del festival
El destino del capataz fue igual de cruel, pues lo torturó frente a otros de sus trabajadores, para que vieran lo que les pasaría si se atrevían a aspirar a estar con alguien de su estatus social. Finalmente lo decapitó.
Se dice que enterró y emparedó partes de sus cuerpos a lo largo de la hacienda, por lo que hoy en día se pueden ver las siluetas de ambos entre la penumbra de los túneles y grandes habitaciones de este lugar.
Es así como vagan por la eternidad las almas de ambos seres que fueron cruelmente asesinados y no pudieron vivir su amor.
Ahora este puente es nombrado el Puente del Beso de los Enamorados en Santa María Regla.
Historia compartida por Lesvia, guía de turistas en la hacienda Santa María Regla