El ciclo de Juan Carlos Osorio como director técnico de la Selección Nacional llegó a su fin esta semana. El colombiano, quien asumió el cargo el 15 de noviembre de 2015, no renovará con el combinado nacional y se rumora que su destino sería la selección de su país, Estados Unidos o incluso Paraguay.

En sus menos de tres años con el Tri, acumuló 33 victorias, nueve empates y apenas 10 derrotas, aunque la importancia de estas últimas terminó
por condenarlo.

El Predicador se fue sin pena ni gloria al haber perdido casi todos los juegos de eliminación directa (solo viene a la mente una victoria en unos cuartos de final de Copa Oro) y dejó para el recuerdo el doloroso 7-0 ante Chile en la Copa América Centenario.

En términos generales, la renovación de contrato que le ofreció la Femexfut era un proyecto insostenible, ¿quién en su sano juicio habría aceptado seguir al frente en las condiciones que ten-
dría Osorio?

Sus números al frente del combinado nacional fueron de los mejores en los últimos tiempos. Obtuvo la clasificación al Mundial con una calma que no conocíamos desde 2005 (son 13 años de los que hablamos), además de que rompió rachas negativas en Estados Unidos, Honduras, Canadá y Trinidad y Tobago.

Son logros menores en el contexto futbolístico mundial, sí, pero no olvidemos que los que estuvieron antes no pudieron ni con eso. Le echan en cara que no ganó títulos, con justa razón, pero nadie quería echar al Piojo Herrera a pesar de haber ganado una Copa Oro gracias a nuestro amigo Mark Geiger, quien nos echó la mano en semifinales ante Panamá. Curiosamente, misma etapa en la que el equipo de Osorio fue eliminado el año pasado.

Me dio siempre la impresión de que a los entrenadores y analistas del futbol mexicano no les pareció que llegara alguien como él: un tipo más preparado que ellos en materia futbolística, de perfil bajo y que maneja bien el discurso. Pero la verdad es que Osorio tampoco se ayudó a sí mismo al caer en los duelos más importantes y mostrar poca capacidad de reacción al verse en desventaja, muchos lo tomaron como un vendehumo y lo acusaron de querer inventar el hilo negro, a la voz de “ya está todo inventado en el futbol”.

Leí alguna vez que Henry Ford dijo que si le hubiera preguntado a sus clientes qué necesitaban, ellos habrían contestado que un caballo más rápido. En lo personal, creo que es siempre positiva la llegada de gente preparada y con ideas frescas al círculo cerrado y anticuado que es el futbol mexicano, en el que andan los mismos entrenadores pasando de un
club a otro.

Tarde o temprano, alguien así (mexicano o extranjero) terminará inventando una nueva y mejor historia para nuestra selección. Aunque, claro, primero habría que arreglar tantas otras cosas que están mal en este futbol.

Salvador López I Pachuca