La tarde del 22 de febrero de 2004, Virginia Tovar hizo historia en el futbol mexicano al ser la primera árbitra en pitar un partido de primera división, en el estadio Sergio León Chávez, donde Irapuato venció 2-1 al América, en la Liga MX. 

No obstante, el machismo y la misoginia le impidieron a Vicky trascender en el máximo circuito, pues, en su momento, recibió poco apoyo de Aarón Padilla, entonces presidente de la Comisión de Arbitraje.

A poco más de nueve años de aquel suceso en la Liga MX, las mujeres han ganado terreno, con representantes que se han consagrado en el país, así como a nivel mundial, pues en Catar 2022 Stephanie Frappart dirigió el encuentro Alemania-Costa Rica.

Además de la jueza francesa, también asistieron las centrales Salima Mukansanga, de Ruanda, y Yoshimi Yamashita, de Japón, así como las asistentes Neuza Back, de Brasil; Kathryn Nesbitt, de Estados Unidos, y la mexicana Karen Díaz.

En la Delegación de Árbitros Profesionales de Hidalgo, a cargo de Jesús Constantino Campos Licona, trabajan cuatro mujeres, quienes buscan trascender y dejar huella en su profesión.

Montserrat Pérez Comellas, como central, y Azucena Baños Cruz, como asistente, son dos referentes que siguen superando obstáculos para llegar a impartir justicia en el máximo circuito.

Para Montse, quien ha dirigido duelos de Liga de Tercera División Profesional (TDP) y Liga MX Femenil Sub 18, la personalidad es uno de sus sellos en sus encuentros.

“El árbitro siempre va a ser el malo y es el que tiene que ser más inteligente que todos; los jugadores y entrenadores son personas muy pasionales y como árbitro no puedes permitirte eso, tienes que ser muy inteligente emocionalmente y mostrar un carácter fuerte cuanto tienes que, porque tampoco tenemos que olvidar esa delgada línea entre el carácter y la prepotencia”, dijo en entrevista.

Durante los casi dos años que lleva como árbitra profesional en la Liga MX, mencionó que en las tribunas todavía son “comunes” las expresiones negativas para ella por ser mujer; sin embargo, siempre se enfoca en demostrar que la capacidad nada tiene que ver con el género.

“Por parte de los jugadores, no. Cuando están adentro saben que están arriesgando mucho; al final de cuentas también son profesionales y saben a lo que se arriesgan de irse expulsados y con una sanción como la de insultar a un árbitro.

“Pero de jugadores que no están convocados y están afuera y de la porra, es normal que te gritan ‘Mejor vete a lavar los trastes’, ‘Ni sabes nada’, ‘Mejor ponte a cocinar’, es muy normal, que no debería de ser y es algo que batallamos y escuchamos todo el tiempo, pero sabemos que por algo estamos donde estamos y que los comentarios que hacen es de su propia ignorancia”, señaló.

Montserrat Pérez compartió que en la universidad fue cuando se planteó ser silbante, luego de una experiencia como cuarto asistente, de la cual terminó enamorada.

“Yo desde pequeña soñé con ser una atleta profesional; cuando nace la liga femenil, se me da la oportunidad de seguir estudiando o ser futbolista y lo pensé fríamente, la carrera de un deportista no tienes nada asegurado, una lesión puede acabar con tu carrera; después, descubro esto y fue una forma de cumplir mi sueño; soy una atleta profesional, al final de cuentas”, expresó.

A partir de ese momento, comenzó su andar primero como amateur y luego como profesional, transición en la cual consideró que tiene cierta desventaja en comparación con los hombres.

“Fue un proceso muy complicado. Todo el mundo sabe cómo es una falta, vas a un estadio y toda la gente sabe cuándo hay una falta, pero tienes que saber el tipo de falta, intensidad, naturaleza, muchas cosas para saber cómo calificar, cómo vas a reanudar, qué vas a marcar. No es tan sencilla la parte de reglamento. Cada año cambia el reglamento y tienes que estar constantemente actualizada.

“La parte física también es muy importante para nosotras, que no tenemos un proceso como la mayoría de los hombres, que han jugado futbol toda la vida y estuvieron desde las categorías más chiquitas. Es un reto para nosotros alcanzar el nivel que nos piden y poder competir con ellos”, manifestó.

Aunque la pandemia por Covid-19 frenó el cambio de la etapa amateur a la profesional, Montserrat Pérez hizo su debut en la unidad deportiva Javier Rojo Gómez, en un encuentro de Liga TDP, en un partido entre Atlético Boca del Río ante Halcones Negros, que terminó 11-0 en favor de la visita.

“Yo no sabía qué estaba haciendo; además, un día antes tuve un accidente automovilístico y dije que sí podía. Me dolía el cuello y estaba toda aturdida.

“Tuve expulsados y un conato de bronca, fue interesante y me dio mucha hambre de trabajar, de superarme y demostrar que realmente tengo la capacidad de hacer las cosas. He salido con regularidad como árbitro central y afortunadamente he tenido comentarios positivos de que ha sido un cambio radical de cómo empecé”, señaló.

Asimismo, mencionó que es un aliciente la apertura que ahora tienen las mujeres: “Es muy bonito, especial y muy importante como mujeres tener esa posibilidad, que descubres quizá hasta ya tienes una edad muy avanzada, por ejemplo, yo pude haber empezado más joven y no lo hice porque no sabía que existía ese mundo.

“El tener la oportunidad de ver a Karen Díaz, Stéphanie Frappart, Enedina Caudillo y a todas ellas en la tele es ver que existe y hay esa posibilidad”, abundó..

Por su parte, Azucena Baños, silbante de la Liga MX Femenil, reconoció que en los comienzos de su carrera se intimida con los futbolistas; sin embargo, con el paso del tiempo ha ido adquiriendo el carácter necesario para hacer que se respeten sus decisiones como asistente.

“Siento que es algo que mejoré muchísimo, antes me costaba contestarles a los jugadores; llegaban hacia mí, porque evidentemente siempre van a estar enojados con tu trabajo, a pesar de que lo están haciendo bien, siempre van a venir hacia ti a decir cosas y si dejas que esos comentarios te abrumen, quedaste.

“Al principio sí me costó mucho; me asustaba que los jugadores me abordaran de manera exhaustiva. Yo era de esos árbitros que se hacían chiquitas y me costaba sacar tarjetas, pero en el último año he estado arbitrando en ligas amateur, en categorías Libres, en la que hay adultos más grandes que yo y afortunadamente eso me ha dado mucho carácter.

“Me ayudó a darme cuenta de que tengo muchos recursos, porque el futbol es de recursos; precisamente a ese tipo de jugadores los tienes que sobrellevar con recursos, porque tienes que demostrarles que tú estás ahí para decirles qué hacer y que ellos no te van a dar miedo y no te van a asustar, porque como mujer creen que me van a asustar y no lo hacen. Estoy muy feliz de lo que he logrado, porque ya sé cómo sobrellevarlo y ya no me asustan, ya no me da miedo que se me acerquen”, sostuvo la silbante de la Liga MX Femenil.

En tanto, mencionó que en un principio encontró en el arbitraje una forma de costearse algunos gatos; no obstante, se fue impregnando cada vez más hasta el grado de decidir ser profesional, pero tuvo la disyuntiva de elegir entre su actividad o continuar con sus estudios.

“Al principio fue una cuestión económica, porque yo pagaba mi escuela; después descubrí que podías hacer un curso, que los profesionales ganaban más, pero fue una decisión bastante grande, entre escoger el entrar a la universidad o tomar el curso de árbitros y decidí el segundo.

“Tuve un profesor, que se llama Julio Escobar, que actualmente está en comisión, que nos decía que el arbitraje es una carrera de resistencia, porque van a haber juegos en los que vas a salir y te vas a sentir muy mal, y otros en los que te vas a sentir el mejor árbitro, que ya estás listo para un Mundial”, contó.

Azucena Baños compartió que la exigencia física fue lo más complicado en el saltó del arbitraje amateur al profesional.

“Fue complicada, no había tenido acercamiento con el ritmo de juego del arbitraje profesional; el futbol amateur suele ser el ritmo más lento, no tienes que estar en tantas cosas; en el profesional es muy rápido y te exige ser igual de rápida que él.

“Mi primer juego de profesional igual me sentí fuera de onda, porque los jugadores me dejaban atrás y es algo como asistente no te puede pasar. Siento que la transición es un poco fuerte, pero te acostumbras”, aseveró.

Azucena también hizo su presentación en Tulancingo, pero en el estadio Primero de Mayo, donde experimentó varias sensaciones desde la línea.

“Mi primer fuera de juego como asistente y mi primer saque de banda, no sabía qué hacer con la bandera; salí espantadísima, pero, a pesar de eso, me gustó la sensación de tener control sobre esas 22 personas que están adentro, fue algo muy bueno para mí”, manifestó.

Finalmente, Azucena Baños destacó el respaldo que ha tenido de la gente que la rodea, que, dijo, son un impulso para alcanzar sus objetivos.

“Cuando inicié en el arbitraje no tenía el apoyo de mi familia, porque preferían que yo entrara a la universidad. Para ellos fue bastante raro; vengo de una familia que no de un ámbito de futbol; no lo conocen y no lo entienden, para ellos al principio era como un hobby, cuando les dije que iba a estudiar eso, les cayó el 20 que era lo que quería para el resto de mi vida.

“Afortunadamente, cuando me cambié de ciudad, me dieron todo el apoyo; mi mamá me trajo acá. En esta carrera sí necesitas apoyo y amigos”, cerró.

SORORIDAD, CLAVE

Montserrat Pérez Comellas consideró que la unión permitirá a las féminas alcanzar y superar todos los desafíos en la Liga MX y otras competencias: “Como mujeres entendamos que entre nosotras hay que apoyarnos, que lo más importantes es darnos la mano una a la otra; si nos damos la mano la una a la otra, vamos a crecer más rápido, vamos a poder demostrar que nosotras tenemos las mismas capacidades que los hombres para hacer lo que queramos”

SON CAPACES

Azucena Baños Cruz afirmó que el talento y la aptitud no conocen de géneros, por lo que afirmó que las mujeres pueden lograr todo lo que se propongan: “Si te llama la atención algo que tenga que ver con lo deportivo, que siempre nos han dicho que no tenemos que pelar acá, te atrevas; es difícil, lo sé, pero te va a gustar mucho, no tengas miedo a ir contracorriente”.

Alejandro Velázquez I Pachuca