La inspiradora historia de Alma Guadalupe Montoya

Lo que comenzó como un sueño de verano terminó convirtiéndose en un proyecto profesional de gran impacto para Alma Guadalupe Montoya, actual Coordinadora Ambiental de Impacto Social de Cemex. Su historia es un testimonio inspirador del poder de las experiencias tempranas y la dedicación personal para transformar pasiones en carreras significativas.

De niña, Alma asistía con entusiasmo al campamento ecológico organizado por Cemex para las escuelas primarias cercanas a la Planta Tamuín, en San Luis Potosí. Entre 2002 y 2007, esperaba con ansias la conclusión del ciclo escolar para acudir al campamento, un premio a su destacado aprovechamiento académico. Estas experiencias no solo enriquecieron sus veranos, sino que también la ayudaron a descubrir su verdadera vocación.

En 2010, mientras cursaba el bachillerato, Alma regresó al campamento, esta vez como voluntaria. A través de esta experiencia, revivió los momentos de su niñez y reafirmó su sueño de dedicarse a la naturaleza. Este compromiso la motivó a estudiar Ingeniería Ambiental con especialidad en Sostenibilidad y Cambio Climático en el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero, Tamaulipas.

La conexión de Alma con el campamento de verano no terminó ahí. En 2021, se unió a Cemex como responsable del Programa de Restauración Comunitaria (PRAC). Hoy, dirige proyectos significativos como Ecomunidad y los viveros en la Planta Tamuín. Alma se siente profundamente satisfecha de poder contribuir a su comunidad, inculcando en niños, jóvenes y adultos el amor y respeto por la naturaleza.

El campamento ecológico de verano es una actividad recreativa organizada por Cemex en varias de sus plantas a nivel nacional, llevada a cabo entre los meses de julio y agosto. Alma expresa con orgullo que se identifica con cada estudiante que participa en estos cursos, recordando los sueños y metas que alguna vez ella también anheló alcanzar.

Así, Alma Guadalupe Montoya es un claro ejemplo de cómo las oportunidades y experiencias brindadas desde temprana edad pueden moldear el futuro de una persona, transformando sueños infantiles en proyectos profesionales que generan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.