En el mundo global e interconectado de hoy, las escuelas y universidades juegan un papel vital en equipar a los estudiantes para su futuro como “ciudadanos globales”. Estas experiencias de internacionalización enriquecen no sólo a las personas que las viven, sino también a sus comunidades y grupos cercanos, ya que, al experimentar con perspectivas globales y experiencias únicas, amplían los horizontes y hacen que las comunidades sean más competitivas en la economía global. El conocimiento y las habilidades que desarrollan aquellas personas que se internacionalizan los preparan para convertirse en la próxima generación de líderes mundiales que pueden trabajar a través de idiomas, culturas y fronteras para resolver desafíos globales compartidos.
Estudiar en el extranjero es de gran utilidad en el futuro, ya que provoca ser más versátiles en el lugar de trabajo, con la confianza para enfrentar nuevos desafíos y la capacidad de adaptarse a diferentes estilos de gestión. Este tipo de experiencias permite ampliar nuestra visión del mundo y desarrollar una conciencia intercultural y una mentalidad internacional al mejorar nuestra comprensión de las diferentes culturas, perspectivas y puntos de vista. Comprender y apreciar la diversidad de culturas y perspectivas en todo el mundo nos ayuda a convertirnos en “ciudadanos globales” compasivos y de mente abierta que pueden liderar el cambio en el mundo.
La educación internacional promueve un sano cuestionamiento de las creencias personales y la influencia de la propia cultura y crianza. Ayuda a crear y mantener vínculos con otras personas que pueden ser de una cultura diferente, aprendemos a valorar las diversas contribuciones de los demás a medida que perfeccionamos nuestras habilidades de resolución de problemas y comunicación. El desarrollo de la confianza en nosotros mismos, la autoconciencia y una mayor capacidad para adaptarse a diversos entornos y perspectivas nos proporcionará beneficios a largo plazo.
Las universidades y los empleadores valoran mucho la experiencia en entornos internacionales en la búsqueda de candidatos con habilidades de aprendizaje transferibles y la capacidad de colaborar. De este modo, se puede usar esta experiencia internacional para demostrar a los futuros empleadores que tenemos la mente abierta, la adaptabilidad, el ingenio y el impulso necesarios en un entorno laboral en constante cambio.
Es así, a través de la educación internacional, por la que podemos aprender o dominar un idioma nuevo, experimentar un diferente estilo de educación, aprender sobre otras culturas y perspectivas, desarrollar una red global de conexiones y amigos para toda la vida, descubrir el mundo, impresionar universidades y futuros empleadores, identificar oportunidades para desarrollo de liderazgo y servicio comunitario, interactuar con profesores con una perspectiva global, ser parte de una verdadera comunidad diversa, entre muchas otras más. Un experiencia internacional transformará tu vida.
Por Fernando Arroyo
