Educación, innovación y otros menesteres
 
Hace (19) meses
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Tomando un café cargado en una taza de talavera de tamaño gigante, platicaba con un amigo de la velocidad de los cambios que estamos viviendo como sociedad y estuvimos repasando lo sucedido hace algunos años, hasta llegar a la actualidad.

Hace 20 años, la ola de la tecnología llegaba: Ebay ya hacia envíos desde Estados Unidos y ya teníamos Paypal para su uso en México. Por su parte, Mercado Libre hacia sus pininos y empujaba para posicionarse en el mercado incipiente de las compras en línea.

Apenas hace 10 años empezamos a tener teléfonos inteligentes con acceso a internet a precios accesibles para una gran parte de la sociedad. En aquel entonces, leí un artículo sobre la revolución de los teléfonos de 100 dólares y su impacto en las economías emergentes. Fue revelador pensar cómo afectaría la llegada de este acceso a la información a un gran grupo de la sociedad que no había tenido oportunidad de tener esto a su alcance.

Este acceso ha venido cambiando también la forma de comunicarnos, de hacer negocios, de llevar nuestros amores, nuestras religiones, la forma de trabajar, cómo compramos, en dónde ahorramos, dónde dilapidamos y también, sin duda, cómo aprendemos.

En cuanto a la educación, de los 3 pilares que intervienen para lograr que aquella sea de calidad y compromiso: las instituciones, los estudiantes y las familias; el único que se ha montado en la ola avasalladora de los cambios tecnológicos es el de los estudiantes.

La mayoría de las familias y de las instituciones no han logrado dar alcance a lo que está sucediendo en el mundo digital que modela la cultura actual.

Nosotros como padres y madres tenemos que estar muy al pendiente, pero no solo a la superficie de estos cambios, esta revolución digital es mucho más que Facebook, Instagram y Whatsapp; son miles y miles de posibilidades, aplicaciones y contextos; el internet es un gigantesco basurero de datos donde encontramos información falsa e insuficiente y, al mismo tiempo, podemos encontrar pepitas de oro, diamantes o painitas de información y conocimiento que pueden tocar todas y cada una de las aristas de nuestras vidas.

Las instituciones deben romper los paradigmas que por años las han mantenido en las formas de enseñar, y moverse hacia el acompañamiento por un trabajo de cocreación de conocimiento y habilidades suaves, a favor de las sociedades actuales sin importar si son analógicas o digitales.

Es así que, padres e instituciones tenemos que trabajar en procesos de reestructuración, buscando modelos de innovación que nos empujen en esta ola de desarrollo digital, para alcanzar las necesidades de aprendizaje y desarrollo de nuestros jóvenes.

Regresando a mi café, se nos fueron un par de horas en un abrir y cerrar de ojos, aun así, nos quedamos con esta pregunta en la mesa: ¿Qué deberíamos hacer para lograrlo?

Octavio Díaz Barriga Guízar, director general Tec campus Hidalgo | [email protected]

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