Acaxochitlán posee una gran riqueza artesanal y gastronómica, la cual ha trascendido gracias a hombres y mujeres orgullosos de sus raíces; una muestra de ello es María Lucrecia Hernández Atenco, de la comunidad Santa Ana Tzacuala, quien representará a Hidalgo en el Gran Premio Nacional de Arte Popular 2023.
Hernández Atenco compartió con FDS que se dedica tanto a la cocina tradicional como al quehacer artesanal y platicó del amor al tejido, el cual heredó de su madre y hermanas, más por curiosidad y ganas de aprender, lo que ha llevado sus prendas hasta el Vaticano, con un grupo de artesanos de Acaxochitlán que fueron con autoridades estatales.
“Como a los 10 años veía a mis hermanas cómo tejían (chales) y yo por ver aprendí, pero como no tenía mis hilos, les agarraba y me escondía. Lo intenté con palitos y aprendí la elaboración”.
Tanto aprendió y perfeccionó a través de los años que su trabajo es reconocido en México, y en 2019 llegó al Vaticano con una blusa que hizo desde lo más básico y laborioso: hilvanar con hilo de algodón para después hacer el bordado. “Casi no se nota que es bordado a mano, muchos pensaban que era a máquina (por lo fino de las puntadas). Le batallé, pero gracias a Dios valió la pena hasta donde llegué. Varias personas me decían que no fuera porque estaba muy lejos, pero yo dije: ‘Voy y voy’, no me arrepiento”, dijo.
La artesana de telar de cintura de Acaxochitlán platicó con Criterio mientras tejía un quexquémitl, pieza en la que tarda un promedio de 15 días para su elaboración y que se irá a concurso nacional.
María Lucrecia trabaja un rato cada día, pues tiene otras actividades que atender en Acaxochitlán, como hacer de comer, alimentar a sus animalitos o cuidar borregos. Si lo hiciera durante días completos, sin descanso, tardaría al menos unos cuatro días. Es evidente el control que la artesana tiene al hacer cada movimiento para crear la hermosa pieza, la cual tiene origen prehispánico y se ha mantenido vigente hasta nuestros días.
Por otra parte, Hernández Atenco compartió que su gusto por cocinar comenzó viendo a su mamá y a sus hermanas preparar las comidas locales. Lo más sencillo era cocer frijoles y luego guisarlos o revolverlos con la masa para hacer gorditas.
“Me gustaba de todo: cocinar o trabajar en el campo. Mi papá nos platicaba: enséñense a trabajar y sembrar una mata de milpa, para el día que ya no esté, ustedes saben cosechar y van a tener qué comer”, afirmó.
Hoy en día, entre los platillos que más le piden a María Lucrecia, por su gran sazón, están la carne de puerco con quelites en salsa verde, pollo en pipián, además de truchas a la mexicana o algunos guisos creados por ella misma, como carne de puerco o frijoles con hongos, mole de hongos con clavo y canela y pollo al vapor con calabazas, papas, chayotes, nopales y chiles.
Sara Elizondo I Pachuca de Soto
