· 
Hace (2) meses
Sectario

Winston Churchill, al referirse a los sectarios, los conceptualiza como “un fanático, alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. Aun cuando el concepto de sectario está en constante evolución, ha llegado a la actividad política y ha mostrado cómo hay quienes se separan del resto y, a pesar de las evidencias, no cambian su manera de pensar.

Marco moreno
Compartir:

Winston Churchill, al referirse a los sectarios, los conceptualiza como “un fanático, alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. Aun cuando el concepto de sectario está en constante evolución, ha llegado a la actividad política y ha mostrado cómo hay quienes se separan del resto y, a pesar de las evidencias, no cambian su manera de pensar.

Sara Álvarez Álvarez, al abordar el concepto, citando a Vargas Llovera, reconoce que sus convicciones “van unidas a su cultura y a su personalidad, y se desarrollan cuando encuentran el momento propicio” (Vargas Llovera, 2001).

En México, en los últimos cinco años, ya casi seis, hemos asistido a un fenómeno en el cual un líder carismático ha gobernado con positivos grandes en su aceptación y respaldo.

De alguna manera, 30 millones de votos representan una de las más copiosas en las últimas décadas en el país. Capital político que, quieras o no, en medio de escándalos, frustraciones, decepciones, se ha ido deteriorando, pero que representa, sin duda alguna, un obstáculo a vencer que se antoja formidable.

Los elementos que han sostenido al presidente en este juego de riesgos, de ganar y en ocasiones perder, son los culturales. Él ha aprendido a repetir las palabras del pueblo, quizá sin entenderlas del todo, pero con una gran aceptación.

También ha construido una gran referencia a las costumbres populares y su impacto en la forma en que al pueblo le duele el abandono, el lenguaje político por encima del español callejero. La planeación de obras de gran calado, por aquellas que pueden calar en el sentimiento de la gente.

Su base social, el movimiento que encabeza por fuera de su partido-movimiento, es al que más hace referencia en sus conferencias, al que llama políticamente educado, sabio, bueno. No el militante o fundador de su partido, no; los que lo sostienen en medio de cualquier calamidad y lo santifican en medio de las más absurdas afirmaciones.

Sectario, término que emigró de la religión a la política y que ha demostrado a lo largo de la historia que sí, que el sectarismo político es real, palpable y vivible. Desgarrador de la sociedad, reestructurante de la verdad y del presente.

Las convicciones con las que trabajan, con las que afirman, por encima de la realidad, la posibilidad de alcanzar algo. Lo que sea, lo que se antoje, lo que diga el siempre líder y carismático son una muestra indeleble del comportamiento sectario.

Dejar de lado los instrumentos diseñados para realizar acciones de planeación, de diseño de políticas públicas y atizar el recelo y el resentimiento solo polariza, dividen y debilita al país frente al extranjero.

Explicar como válido lo inexcusable y señalar de traición el avance, el progreso y la profundización de la vida democrática del país, muestra en su plena envergadura la ausencia de principios políticos a los cuales asir de manera sólida el discurso.

Wall Newhouse, al explicar los alcances del término sectario, dice se construyen conductas como, por ejemplo, “las sociales aprovechan la necesidad de la gente, las peligrosas abusan y se aprovechan de la misma necesidad”.

Mientras que José Rodríguez afirma que “todo aquel grupo que, en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien la destrucción (desestructuración) de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente”.

Algunas de las prácticas políticas que se despliegan a través de grupos organizados al interior de la administración pública reúnen el perfil que Rodríguez señala, la misma propaganda política del movimiento que encabeza el presidente se asemeja al perfil de quien adoctrina, de quien manipula.

Al final del día, lo diré una vez más, la pobreza sigue siendo el gran elector y su manipulación el mejor dividendo que los políticos en turno que han mostrado para asegurarse un lugar en la palestra nacional, local o municipal.

Poco a poco han ido cayendo los contrapesos democráticos, los que, en su inmensa mayoría, fueron una demanda del obradorismo para garantizar transparencia, acceso al derecho a saber y a decidir de manera constitucional de un pueblo que decide soberanamente quienes lo representa.

Desde el principio y hasta el final, el movimiento que encabeza el presidente, no su partido, su movimiento personal, han decidido que es la democracia y la manera en la cual se construye en el país.

Desde el primer día, el gran pueblo sabio, educado políticamente, es el que lo respalda en sus decisiones a pesar y en contra de la verdad constitucional que debe imperar en el país.

Están errados, ellos y los que festinan sin valorar adecuadamente las decisiones presidenciales y su exclusión de los que no piensan igual ni toman agua igual.

Compartir:
Relacionados
title
Hace 12 horas
title
Hace 14 horas
title
Hace 21 horas
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad