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Se dice… que Israel Martínez, los hermanos Charrez Pedraza, Omar Ramírez y más
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Se dice… que el que pensó que ya había librado y burlado a la autoridad es el exalcalde priista de Tlahuiltepa Israel Martínez Rivera, por tener pendientes en sus cuentas públicas de cuando gobernó ese municipio serrano. Cuentan que ha venido arrastrando comprobaciones que no ha solventado por más de 20 millones de pesos. Israel Martínez, después de concluir su gestión municipal, se exilió de su demarcación para irse a radicar en Apan —incluso con nueva familia—, donde fue aprehendido el pasado martes por la noche por agentes investigadores de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo. La noticia corrió como pólvora en las sierras Alta y Baja.

Se dice… que los hermanos Charrez Pedraza, aparte de desinflados políticamente en el Valle del Mezquital, no se bajan de su soberbia. Cipriano, que se siente el patriarca de esa familia, ha perdido su influencia política en Ixmiquilpan y la región. Ya ni quien crea en él, menos en lo que toca en el presente proceso electoral. A ver quién de sus paisanos se deja engañar.

Se dice… que quien anda muy enojado es Omar Ramírez, de Actopan, expriista y hoy del Verde, luego de ser rechazado por Movimiento Ciudadano, quien anda colgando milagros que ni al caso y, lo peor, defendiendo a su finado padre, Leonardo Ramírez, cuyo nombre obra en expedientes de la entonces PGR, pues mientras era presidente municipal, en una investigación que señaló a su gobierno y a su Policía, por sus vínculos directos con Los Zetas, agrupación delincuencial que curiosamente se asentó en Actopan mientras el difunto era alcalde, y su esposa, alcaldesa de El Arenal. Quizá a Omar Ramírez ya se le olvidó que, siendo secretario municipal, se elevaron los delitos de alto impacto en Actopan, cuando policías fueron detenidos por su relación con Los Zetas, otros fueron levantados, y uno que otro, localizado en un tiro de mina.

Se dice… que la que ya está fracturada es la oposición en el ayuntamiento de Tula, pues en la sesión de ayer se dieron hasta con la cubeta. La panista Araceli Rivera puso como lazo de cochino —sin mencionarlo— al regidor morenista Ricardo Baptista, quien, a su vez, perdió la cabeza, se levantó de la mesa y arrebató el micrófono para hacerse escuchar. Vaya papelón de los ediles, compañeros entrañables en anteriores batallas por la legalidad. El actuar de ambos coincide con el desplome de la administración del desgobierno del alcalde interino Mario Guzmán Badillo, que ya no ve lo duro sino lo tupido con tanta bronca heredada. El presidente se vio rebasado por las circunstancias de un barco que de por sí ya estaba hundido.

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