El Nuevo Modelo de Contratación Consolidada de Medicamentos e Insumos Médicos, presentado ayer por la presidenta Claudia Sheinbaum, llega en un momento crucial para el sistema de salud mexicano. Este modelo busca abordar los problemas persistentes en el abasto y distribución de medicamentos que han plagado al país durante años, incluyendo el sexenio anterior.
El Nuevo Modelo de Contratación Consolidada de Medicamentos e Insumos Médicos, presentado ayer por la presidenta Claudia Sheinbaum, llega en un momento crucial para el sistema de salud mexicano. Este modelo busca abordar los problemas persistentes en el abasto y distribución de medicamentos que han plagado al país durante años, incluyendo el sexenio anterior.
Es importante contextualizar este nuevo modelo con los dichos del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien prometió que México tendría un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca” o “el mejor del mundo”, lo que generó considerable controversia, dado que carecía de fundamento según los datos disponibles. Posteriormente, AMLO confesó que la comparación con Dinamarca era solo “para dar la nota” a los periodistas y “para hacerlos enojar a sus opositores”.
Las declaraciones polémicas seguidas de una rápida retractación formaron parte del estilo mediático de AMLO. Sin embargo, lejos de generar indignación popular, esta estrategia fue recibida casi con indiferencia por la mayoría. Esto podría deberse a varios factores, incluyendo la fatiga de controversias, la preocupación por problemas más urgentes y la polarización política existente.
En este contexto, el modelo presentado por la presidenta parece un intento más serio de abordar los problemas reales del sistema de salud. Al menos, esta vez el modelo no se autodenomina “el mejor del mundo” ni promete estándares daneses; en su lugar, se enfoca en resolver lo básico, como si con eso fuera suficiente para enfrentar la realidad.
Los puntos clave incluyen: una inversión de 130 mil millones de pesos para 2025-2026, la inclusión de 4 mil 454 claves de medicamentos e insumos médicos, con un volumen de 4 mil 934 millones de piezas; la participación de 26 instituciones de salud, la mayor en la historia del país; un enfoque en transparencia y digitalización del proceso de compra y distribución; la implementación de un portal en línea (discusion.salud.gob.mx) para la difusión y discusión pública de las compras, y un cronograma detallado con fase de comentarios públicos y adjudicación de contratos para diciembre de 2024.
Las historias de pacientes como María, una mujer con cáncer que tuvo que esperar tres meses para recibir su quimioterapia, se volvieron frecuentes en redes sociales y en noticiarios. Este es solo uno de miles de casos que reflejan el impacto de la escasez y mala distribución, temas que este modelo pretende resolver. Sin embargo, ante la magnitud de los desafíos, surge la pregunta: ¿Realmente podrá transformar una crisis tan compleja con un portal en línea y 130 mil millones de pesos?
La contradicción entre las declaraciones grandilocuentes de AMLO sobre el sistema de salud y la realidad enfrentada por muchos mexicanos subraya la importancia de este nuevo modelo. El enfoque del gobierno en datos concretos, procesos transparentes y participación pública puede ser visto como un intento de alejarse de la retórica política y abordar los problemas de manera más pragmática.
Será el tiempo quien juzgue si esta vez hay un cambio real o si el sistema de salud mexicano seguirá, como hasta ahora, en una constante espera de soluciones. Todos queremos que este modelo funcione, pero la realidad dirá la última palabra.