En diversas oportunidades, en este Espacio Abierto hemos hablado de los debates, y justamente en la última entrega abordábamos la importancia de realizar estos ejercicios, como un derecho principalmente de la ciudadanía y la oportunidad de garantizarlos para todos los cargos federales.
Como sabemos, en Hidalgo iniciamos el proceso electoral local 2023-2024 el pasado 15 de diciembre como lo marca ley y el próximo 2 de junio elegiremos las 30 diputaciones locales y a las personas integrantes de los 84 ayuntamientos.
Con nuestro diseño legal, desde el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH) en este proceso electoral ya organizamos con éxito los 18 debates para las diputaciones locales y hasta la mañana de ayer 51 debates para los Ayuntamientos, lo que representa más del 67% de los 102 ejercicios previstos.
Así, el debate por el ayuntamiento de Tulancingo suponía el número 52 de ese recorrido, el cual si bien inició ayer, gracias a la pulcra organización que se viene realizando desde el árbitro electoral local, de manera puntual a las 19:00 horas con las candidaturas presentes en la Universidad Politécnica de Tulancingo, el mismo fue violentamente interrumpido por diversas personas candidatas que buscaban ingresar al recinto una vez iniciado el debate, lo cual supone la violación de la normatividad establecida, por lo que hace a la obligación de las candidaturas de ingresar previo a la hora de inicio del debate y por otro lado, el que una vez iniciados estos ejercicios democráticos, ninguna persona puede acceder al recinto.
Esta violenta irrupción la lograron gracias al uso de la fuerza en contra del personal del IEEH, así como de la propia Universidad, quienes en ejercicio de su labor y en cumplimiento a las normas previamente aprobadas y conocidas por todos los partidos y candidaturas independientes, intentaban preservar el orden y la inviolabilidad del recinto donde se realizaba en vivo el debate.
Ayer mismo, en sesión de Consejo General condené de la manera más enérgica el uso de la fuerza como método de exigir un derecho y lo reitero hoy.
La violencia en cualquiera de sus formas no tiene cabida en la democracia ni en ningún ámbito de la vida. El diálogo, la tolerancia y en este caso particular, el respeto a las reglas del juego previamente acordadas y conocidas es lo que nos separa de la barbarie.