Imagen: María Luisa Pérez Perusquía
 · 
Hace (1) meses

Hablemos de trata de personas

Cuando escuchamos hablar de trata de personas tendemos a pensar únicamente en mujeres víctimas de explotación sexual; esto, debido a que, efectivamente, es la modalidad mayormente cometida en contra de las víctimas; sin embargo, hombres, mujeres, niñas y niños pueden ser víctimas de trata, para diversos fines.

Imagen: Hablemos de trata de personas
Compartir:

Hoy es el décimo Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido los días 30 de julio por la Organización de las Naciones Unidas y, en el marco de este día, hablemos de trata de personas.

La trata de personas es un fenómeno muy complejo y más allá de ello, es un delito terrible, el extremo de todas las violencias, que anula a las personas humanas y las reduce a cosas. La peor expresión de maldad en donde un ser humano explota y abusa de la peor forma posible a otro ser humano por encima de su dignidad al punto de la degradación.

Cuando escuchamos hablar de trata de personas tendemos a pensar únicamente en mujeres víctimas de explotación sexual; esto, debido a que, efectivamente, es la modalidad mayormente cometida en contra de las víctimas; sin embargo, hombres, mujeres, niñas y niños pueden ser víctimas de trata, para diversos fines.

La trata es un proceso que implica tres etapas: formas de captación o enganche que tienen que ver con el sometimiento de la persona a través del engaño, enamoramiento, rapto, amenaza, aprovechamiento de una condición de vulnerabilidad de la persona; el traslado y la explotación.

Todos y todas somos susceptibles de ser víctimas de este fenómeno, pero hay condiciones que incrementan la vulnerabilidad como las condiciones de desigualdad y pobreza, los antecedentes de violencia —incluida la sexual—; por supuesto, el género, que provoca que un porcentaje muy mayor de víctimas de trata sean mujeres y niñas, en donde no siempre la precariedad económica es la constante.

Las formas de enganche sacan ventaja de estas condiciones de vulnerabilidad ofreciendo, por ejemplo, “un cambio de vida” para hombres y mujeres que en medio de la necesidad y el desempleo encuentran en sendas ofertas laborales con buenos salarios la respuesta a sus carencias, dejando de lado el sacrificio que implicaría el cambio de residencia, que casi siempre lleva implícito, algunas veces a otro país o al menos a otro estado; lo importante es el alejamiento de las víctimas de sus redes de apoyo familiares o de amistad. En este proceso las víctimas pierden hasta su identidad, ya que les incautan sus documentos de identificación, además de que no son remunerados económicamente, lo que las coloca en condiciones de esclavitud.

Según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), los niños y las niñas son objeto de diversas modalidades de trata, como el trabajo forzoso, la delincuencia, la mendicidad, la adopción ilegal, los abusos sexuales y la explotación sexual.

Entre las razones por las cuales los menores son el blanco de la trata se encuentran la pobreza, el insuficiente apoyo a los menores no acompañados ante el aumento de los flujos migratorios y de refugiados, los conflictos armados, las familias desestructuradas y la falta de cuidados parentales.

Y nuevamente volvemos al tema de la exposición y uso de plataformas en línea, las cuales suponen más riesgos para los menores porque tienden a conectarse a estos sitios sin las protecciones adecuadas.

La forma de enganche para niñas, adolescentes y mujeres destaca el enamoramiento y el secuestro o rapto con fines de explotación sexual.

La visibilización del delito de trata de personas es muy reciente, apenas en 2003 nuestro país ratificó el Protocolo de Palermo, el cual se estableció para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, y complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

En México se publica la primera ley en la materia en 2007 y en 2012 la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.

El artículo 10 de esta ley vigente en nuestro país define a la trata de personas como toda acción u omisión dolosa de una o varias personas para captar, enganchar, transportar, transferir, retener, entregar, recibir o alojar a una o varias personas con fines de explotación.

Además, la citada ley enuncia 11 diferentes modalidades de trata de personas, a saber: la esclavitud, la condición de siervo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, la explotación laboral, el trabajo o servicios forzados, la mendicidad forzosa, la utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, la adopción ilegal de persona menor de 18 años, el matrimonio forzoso o servil, el tráfico de órganos, tejidos y células de seres humanos vivos y la experimentación biomédica ilícita en seres humanos.

La trata de personas es uno de los tres delitos más lucrativos a nivel mundial, solo por debajo del narcotráfico y el tráfico de armas.

La atención a este fenómeno pasa por la preocupación de los gobiernos, que debe traducirse en designación de recursos económicos, presupuestos suficientes para las instancias encargadas de los procesos de persecución y procuración de justicia. La revisión de la legislación vigente para discutir la pertinencia de pasar de la presentación de la denuncia por parte de la víctima y todas las implicaciones que ello lleva, a la persecución de oficio y políticas públicas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de la población, incluidas campañas informativas a la ciudadanía, campañas fuertes, efectivas, agresivas, que pongan el tema en discusión cotidiana.

Y, por supuesto, la concientización de que, en el caso de la trata de personas con fines de explotación sexual y pornografía, SIN CLIENTE, NO HAY TRATA.

El consumidor debe cuestionarse la posibilidad de que detrás del producto o servicio que consume puede estar el crimen más atroz: la trata de personas.

Entonces, hablemos de trata en nuestros hogares, hablemos de trata en las escuelas de todos los niveles educativos; hablemos de trata en las reuniones, hablemos de trata en los medios masivos de comunicación. ¿Incomoda? ¡Claro! Es incómodo saber de la miseria humana.

Compartir:
Relacionados
Imagen: El engaño de las reformas
Hace 1 días
Imagen: Apuesta por la integridad en la ASF
Hace 1 días
Imagen: El sistema de salud que deja López Obrador
Hace 1 días
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad