Al acercarse los tiempos para elegir un nuevo gobernador o gobernadora el avispero se alborota y todos se vuelven casi adivinos tratando de obtener una respuesta a la pregunta que muchos se hacen todos los días: ¿quién será él o la elegida?
Y con esa simple pregunta se desatan las pasiones y toda clase de estrategias, desde las famosísimas encuestas a modo, como para ir calentando el ambiente y que todos estén al pendiente de las y los aspirantes, hasta los que de plano ya decidieron que le van a dar su cariño “desinteresado” y sus votos a un candidato o candidata y se encargan de inundar en redes sociales de todas las buenas obras que desarrollan las y los suspirantes.
Las páginas y canales de video con muchos o pocos seguidores publicitan todos los días las entrevistas con los aspirantes, ofreciendo contar vida y milagros de sus invitados, además de los chismes más recientes y una que otra indiscreción de sus oponentes.
A diez meses para la contienda, la euforia por la elección a la que le faltan poco más de 300 días, está a todo lo que da y los que ya se sienten casi gobernadores o gobernadoras, se dejan ver en todos los escenarios, con los comunicadores de “moda” lo que por supuesto ya representa una lana que invertir, según se vea, o publicidad a huevo.
A todo esto, ¿alguien ha pensado por un momento en lo que los ciudadanos quisieran como Gobernador o Gobernadora?
Y ya que esta de moda la encuestitis, pues echamos mano de tremenda estrategia para conocer las virtudes, aptitudes, vaya, lo que se espera el hombre o de la mujer que quiera ocupar la Gubernatura los próximos seis años.
En ese ir a preguntarle a los ciudadanos sobre los atributos que debe tener la candidata o el candidato, descubrimos que cada vez las expectativas son más altas y quizá no todos den el ancho.
¿Qué se espera de un aspirante a Gobernador o Gobernadora?
Honestidad, rectitud, conducta ejemplar, sencillez, humildad, empatía, don de gentes, amabilidad, calidez en el trato, que no sea mamón o mamona, inteligencia, que no sea gandalla, que conozca a fondo todas las regiones del Estado y sus problemas reales, no solo los que les muestran sus asistentes, que no se olviden del campesino, del artesano, del migrante, de las mujeres, de los jóvenes y los niños, transparente, sin doble cara, con la mirada limpia, sin historias oscuras.
Hidalgo necesita un Gobernador o Gobernadora luchones, que no se intimiden ante la adversidad, que luchen hombro a hombro con los ciudadanos, que no teman ir contracorriente, que no sea ojetes, culeros, que no solo quieran chingarse la lana y que tenga los huevos suficientes para sacar a Hidalgo de la pobreza y el atraso.
Aspirantes ¿reúnen todos los requisitos?, si no es así, no nos hagan perder nuestro tiempo, porque Hidalgo ya no puede esperar.
Palabras más, palabras menos.
Esta semana el gobernador Fayad nos ha sorprendido con las decisiones contundentes que ha tomado. El domingo por la noche, en pleno día de descanso, desafiando a las autoridades federales y fajándose los pantalones decidió que no, que en Hidalgo los niños y jóvenes no regresan a las clases presenciales, porque un ciclo escolar perdido no es nada ante una vida perdida. Esos son huevos.
La segunda sorpresa, es que viaja a Orlando, Florida, para encontrarse con las asociaciones de migrantes, también para establecer convenios en materia educativa entre la Universidad de Puerto Rico y la Politécnica de Pachuca para proyectos estratégicos de ciencia y tecnología, así como reuniones con médicos para abordar el tema de la pandemia.
Ya era hora gobernador.
Espero sus comentarios.
