Cuando se pensaba que los ciudadanos ya lo habían visto todo, en plena efervescencia electoral se dan contrastes de percepción que nos demuestran por un lado que las elecciones son asunto de candidatos, partidos y algunos simpatizantes y por otro lado a la mayoría de las personas hay temas de sobrevivencia básica que le preocupan más que las campañas, que en general poco prenden y poco importan.
Y no es para menos.
En diferentes regiones del estado el horno no está para bollos o lo que es lo mismo, los discursos de odio que desde hace más de cinco años han machacado en el imaginario ya están mostrando sus efectos, que hay fifis y chairos, conservadores y liberales, pueblo bueno y los malos, conceptos que ahora han generado odios irracionales entre los ciudadanos quienes ven con desprecio a los que no piensan como ellos y hasta los persiguen.
En un país polarizado, dividido y sin puntos medios de acuerdos, vamos a una elección en la que ya con los ánimos desbordados, se anticipan conflictos en el que el más fuerte, el que grite más, el que traiga más guaruras, el que regale más utilitarios, dinero o materiales de construcción, seguramente logrará obtener el voto, aunque eso sea relativo, porque ya en el momento de cruzar la boleta, todo puede ocurrir.
Por supuesto no faltan los personajes oscuros que aprovechan la necesidad del pueblo para acercarles algunos apoyos, como si fueran limosnas y con ello, aunque suene increíble, las personas le den su voto.
Total lo importante es que la lana puede más que el prestigio.
Y a todo esto, mientras la cuestión electoral, según los políticos, está en pleno auge y hay la creencia de que los ciudadanos están al pendiente de los que hacen los candidatos, lo cierto es que en algunas comunidades la sequía en verdad está dando de qué hablar y los campesinos preocupados se preguntan si van a poder sembrar, porque no hay agua, no llueve y ni señales de que mejoren las condiciones climáticas.
Es alarmante la situación de los cuerpos de agua de
la entidad.
La laguna de Metztitlán, la de Tecocomulco, la Presa Vicente Aguirre, por citar algunos ejemplos, están muriendo y a nadie
le importa.
Primero los eventos de campaña, saber cuántos acarreados van a llevar al inicio de campaña, cuantas playeras con la cara de los candidatos y candidatas se deben de imprimir, valiéndoles madre las verdaderas necesidades del pueblo, esas pueden esperar.
La sequía avanza lentamente por todo el territorio y los escases es más severa.
De nada valen las manifestaciones, bloqueos, tomas de carreteras por la falta de agua, lo que en verdad importa es la visita de las y los candidatos a la Presidencia y que se vea el apoyo.
Cuando el ahora presidente López Obrador estaba en campaña, recomendaba al pueblo: tomen lo que les ofrecen los candidatos, pero voten por quien en verdad se preocupe por sus necesidades y resuelva sus problemas.
Que así sea.

Palabras más, palabras menos
Y ya que hablamos de agua, en Tepeapulco la crisis por el abasto se agrava porque hay manos perversas que más allá de defender el agua están defendiendo sus intereses y culpando a quien se deje. Es curioso que los “manifestantes” no escuchen de razones y en la supuesta defensa del líquido impidan la perforación de un pozo que va a sustituir el que ya está colapsado y que en su inconformidad hagan destrozos de la alcaldía y hasta amenacen con quemar la presidencia.
Pregunta seria. ¿Y eso que chingados tiene que ver con la defensa del agua?

Espero sus comentarios. Fb: bertha alfaro