Los vientos soplan totalmente contra las aerolíneas a nivel mundial. Debido a la pandemia ya hemos sido testigos de la caída, o al menos se han declarado en bancarrota, de empresas como: Latam Airlines, de Chile; Trans States y Compass Airlines, de Estados Unidos; Avianca, de Colombia; Flybe de Reino Unido; Virgin, de Australia, y el caso más reciente Aeroméxico.  A nivel mundial, según la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) las perdidas en este año serán de aproximadamente 84 billones de dólares y se espera que para 2021 continúen. Las últimas encuestas que publica la asociación muestran que la posibilidad de que las personas viajen en avión en los próximos dos meses es de 45% y de que lo hagan dentro de los próximos seis o doce meses es de un 50%. Esto representa un nivel muy bajo de intención a volar. La caída en los ingresos por pasajeros/kilómetros (RPKs) a nivel mundial llegó a 94% en abril y tuvo una leve mejoría en mayo, al ser de 91%. El 3% de incremento se debió principalmente a la actividad doméstica de algunos países. Por la importancia que tiene este sector para la economía, algunos gobiernos como el de Estados Unidos han decidido apoyar a este tipo de empresas para que no quiebren. No ha sido el caso de nuestro país, donde el gobierno ha decidido no aportar ningún apoyo monetario para evitar que las aerolíneas cierren o como el caso de esta semana de Aeroméxico se declaren en quiebra. Algunas personas pensarán porqué no se apoya a este sector. La realidad es que, en el caso particular de Aeroméxico, la empresa ya arrastra perdidas y pasivos no derivados del efecto de la pandemia, sino de años anteriores. Tan sólo hay que ver como el precio de sus acciones en los últimos cinco años ha ido a la baja e incluso este año ya habían colocado más deuda en el mercado. La estrategia que están planteando bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos es para tratar de salvar a la empresa antes de que se vea forzada a terminar operaciones, sobre todo por los adeudos que tiene. Obviamente, el discurso de su director es en el sentido de que van a seguir volando y que saldrán adelante. Lo anterior realmente es para mantener la calma en los inversionistas, para tratar de aminorar las pérdidas. No hay que perder de vista que United Airlines es dueña de 40% de las acciones de Aeroméxico.

Viene una etapa muy complicada para esta y las demás empresas áreas, no olvidemos que también Interjet ha tenido que solicitar créditos para continuar sus operaciones y seguramente los efectos de la pandemia agravarán más su situación financiera. Desafortunadamente la quiebra en su momento de Mexicana de Aviación en 2010 nos ha dejado un muy mal precedente de lo que pasa cuando se administra mal una empresa y los más afectados han sido los trabajadores y sus familias. Esperemos por el bien de todas las familias que conforman Aeroméxico, que sus directivos tomen las mejores decisiones y rescaten en el mediano plazo a esta empresa que además es un símbolo turístico de nuestra nación. El futuro del turismo a nivel mundial está en una etapa crítica, pero esperemos que en cuanto exista una vacuna se reactive la actividad al cien por ciento y será entonces cuando más necesitemos a las aerolíneas, sin conectividad aérea no habrá turismo. Los ingresos de nuestro país dependen de esta actividad.

Son tiempos de turbulencia, esperemos que los capitanes puedan librar estos momentos y que aterricemos muy bien en los