Si no estuviéramos envueltos en esta pandemia, que nos trae bien pendejos a todos, a esta hora ya estaríamos en la ceremonia de entrega de la constancia de mayoría a los alcaldes electos.

Echemos el tiempo atrás.

Hace algunos meses, antes de que llegara el primer caso de coronavirus a Hidalgo, todo estaba casi listo para iniciar los procesos electivos en cada uno de los partidos que contenderían en los comicios, que siempre resulta muy competida, sino es que bien madreadora, por la cercanía con los ciudadanos.

Y es que los órganos electorales ya habían definido sus tiempos para estas elecciones y los protagonistas estaban más que listos pa-ra organizar mítines multitudinarios que darían cuenta de la fuerza y el músculo que ejercerían cada uno de los candidatos en sus municipios y distritos.

Por otro lado estaban los votantes que, como siempre, estarían dispuestos a entregarle su amor y su voto al que les regalara más utilitarios, ya ven ustedes que en esto de las elecciones lo que importa no son las propuestas, sino de a cómo va a ser el sablazo.

Y si bien en cada uno de los 84 municipios ya se habían apuntado varios aspirantes, lo cierto es que la rebatinga para los cargos estaba a la orden del día y los madrazos eran implacables.

En cada municipio había los preferidos del amo, del líder, del dirigente, pero todos tenían algo qué presumir.

No faltaba el que al interior de su grupo o partido fanfarroneara y asegurara que él era el elegido.

Otros, más cabrones que bonitos, afirmaban que las encuestas los favorecían y así fueron surgiendo personajes a quién chingar, unos que renunciaban anticipadamente, otros con nexos familiares muy cercanos al poder y así llegamos al 25 de abril en el inicio de las campañas.

Todo transcurría con normalidad, los candidatos salieron a las calles, una vez más, para tratar de convencer al electorado de que ellos y no otros eran los buenos, porque los otros eran unos hijos de su madre.

Sin contratiempos y con el apoyo federal, en Pachuca personajes como Navor se perfilaban como virtuales ganadores. Muy de cerca le seguían Daniel y Luis, que según sus encuestas aparecían en la boleta por méritos propios.

Mineral de la Reforma se había definido hasta el último momento por una alianza de facto de partidos que llevarían en la boleta a Isra, el hombre que en los últimos meses había beneficiado a cientos de familias con apoyos en el sector salud llevando consultas, cirugías y medicamentos.

Y llegamos al domingo 7 de junio, con una elección muy competida, pero que conforme a lo ya previsto confirmaba nuestras predicciones y este miércoles recibirían muy sonrientes su constancia de mayoría.

Pero lo que nadie se esperaba es que este puto y microscópico coronavirus le diera en la madre a las elecciones.

Así que hoy en Hidalgo, sin una fecha confirmada para realizar los comicios, con el nombramiento en puerta de Concejos Municipales en los 84 municipios y cientos de candidatos esperando el banderazo de salida, aunque ustedes no lo crean, candidatos que creían que ya la tenían ganada, pues resulta que no.

Que la inercia que llevó al triunfo a los morenistas ha perdido fuerza y que los partidos que estaban en la lona pareciera que se recuperan, incluso candidatos madreados una y otra vez, pueden tener posibilidades reales de ganar.

Esto solo confirma la regla de que en política nadie está del todo muerto. Espero sus comentarios.