Insurrección social
 
Hace (45) meses
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El hecho que sólo un 14 por ciento de los hidalguenses visite las páginas web del gobierno estatal o de los municipios, da clara muestra que faltan muchos caminos por recorrer en materia de difusión para combatir la pandemia del Covid 19 en nuestro territorio.

Esa ausencia de información ha motivado la grave insurrección social que impide poner en marcha las medidas relativas al semáforo rojo dictadas por el gobierno federal para impedir que la muerte siga avanzando.

Una familia fallecida a balazos a mano de pistoleros en Atitalaquia, puso al descubierto a funcionarios deshonestos que permitieron una corrida de caballos, en plena pandemia, a la que acudieron cientos de vecinos, entre ellos el constructor acribillado.

A boletinazos, los funcionarios tratan de evadir toda responsabilidad orgánica, aunque éticamente siempre cargaran con la muerte de cinco personas. Los videos existentes, muestran una muchedumbre con sombrero y espuelas, pero sin cubre bocas.

Es cierto que la paupérrima economía local debe reactivarse, sin embargo los empresarios deben cubrir los requisitos mínimos establecidos por la Secretaría de Salud y de igual forma, cualquier conglomeración debe estar sujeta a reglas.

Algo parecido sucede en las repetidas manifestaciones que buscan defenestrar al alcalde de Ixmiquilpan, Pascual Charrez Pedraza, donde existe una mañosa convocatoria política que pone en riesgo la salud de quienes acuden al llamado telefónico que le hacen a sus líderes desde Pachuca.

Por necesidad, el titular de la todavía existente, Secretaría de Gobierno estatal, deberá meter en cintura a funcionarios de todos los niveles para emparejar el discurso y las medidas restrictivas e impedir que Hidalgo aparezca como la entidad peor manejada en una crisis.

Para ello, se deberán quitar los vales de gasolina al secretario de Turismo, para evitar que con su presencia legitime la apertura de balnearios y pueblos mágicos; o bien al de Semarnath, que junta a pachuqueños desvalidos para entregar despensas, entre varios más.

La congruencia debe aparecer desde el círculo gubernamental, para bajarlo a los empresarios, a los empleados, a los comerciantes, en fin, a todos los hidalguenses que cada vez son menos a consecuencia de una pandemia mal llevada.

Además, todavía resta enfrentar el tsunami electoral que significa postular a los 84 presidentes de los concejos municipales, de los cuales todavía nadie sabe nada, con excepción de un funcionario gubernamental que ya anda consultando perfiles entre alcaldes y sus conocidos.

Este hecho, podría resultar lógico, pero resulta que esa postulación le corresponde a los diputados y resulta que la mayoría corresponde a los abanderados de Morena.

A menos que hayan renunciado de forma previa a esa obligación que tienen con la democracia de Hidalgo, tal vez a cambio de algunas becas para sus hijos o entenados; por una posible notaría, por unas concesiones de taxis; por un acto de quedar bien.

En los municipios, la gente ya requiere información sobre la forma en que se habrán de nominar; quienes son los encargados; quien decidirá, en fin, se requiere información llana y sencilla.

Nimiedades: Miguel Osorio y compañía, ya comenzó a borrar huellas de su pasado inmediato para no dejar ningún indicio de gastos onerosos o de lujo. Así son los ricos de hoy.

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