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Hace (40) meses
Hablando de vacunas y traiciones
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Hace unos días, en el absurdo de la mañanera, el canciller Marcelo Ebrard pronunció una de las frases más ridículas y mentirosas de todos los tiempos: “misión cumplida”, al referirse a la compra de 250 mil vacunas contra el Covid 19 por parte del gobierno mexicano, donde él es todólogo.

Ya luego tocaría al ínclito vocero López Gatell explicar que, al ser vacunas de dosis doble, estas servirán para inmunizar a 125 mil personas de la llamada primera línea de combate; lo que representa el fabuloso 12% del personal de salud en este país, que se estima en un millón 200 mil médicos, enfermeras y auxiliares. Lo grave son las cuentas aberrantes del médico favorito de la corte: según él, la totalidad de la población quedará vacunada hacia finales de 2021, porque no se incluirá a los menores de 16 años, que en teoría son más resistentes al contagio; el mismo rockstar del gabinete establece que se aplicarán entre 6 mil y 8 mil vacunas diarias.

A ver: aun en el escenario más optimista, suponiendo que se apliquen ocho mil vacunas cada día y que en lugar de requerir dosis dobles para 130 millones de mexicanos, solo se vacune a 100 millones (restando a los menores de 16) nos llevaría 68 años la aplicación de 200 millones de vacunas. Ni siquiera matemáticas. Pura aritmética. Y pura politiquería. Porque estando en la más grave crisis en cien años, una triple pandemia sanitaria, económica y social, en el gobierno federal siguen en una disputa de egos y protagonismos con respuestas políticas y no científicas a la amenaza creciente.

¿O ha visto usted alguna vez juntos al presidente López Obrador, al canciller Ebrard, al vocero López Gatell y a la jefa Sheinbaum, planteando una estrategia unificada? ¿Un frente común contra la brutal expansión del Covid 19? Porque hay que decirlo con todas sus letras: en la epidemia estamos peor que nunca: más de 10 mil nuevos contagiados en promedio por día en las dos semanas recientes y nos acercamos a los 120 mil muertos y contando.

Para darnos una idea del caos gubernamental, baste citar hechos y dichos de los tres días recientes: el presidente pide 10 días de tregua en la movilidad, sugiere la sana distancia, pero ni una palabra sobre el cubrebocas que sigue sin usar; el canciller anuncia que la vacuna rusa Sputnik V está en trámites ante la Cofepris, bajo el control de Gatell; el vocero insiste en que la compra y distribución de las vacunas será monopolio de la Cuarta Transformación, pero anuncia que se reunirá con el Consejo Coordinador Empresarial; en tanto, una atribulada jefa de Gobierno se acaba la gama de naranjas, acepta que el rojo es intrascendente, pero establece una emergencia que obliga a cierres parciales de comercios, leyes secas y multas a fiesteros en tiempos de fiestas. En paralelo, hay gobernadores que aseguran que se irán por la libre y comprarán vacunas en el mercado internacional a cualquier costo. Por cierto, se sabe que pronto aumentará la oferta de vacunas porque seis u ocho laboratorios coincidirán en concluir sus pruebas y la fabricación masiva. Será también una disputa feroz y ahora sí que a muerte por el mercado del miedo. Y muy probablemente se ensanchará aún más la brecha entre países ricos y pobres.

En México, con un gobierno autoritario y un sospechoso control total en año de elecciones, una vez más estaremos a prueba, como individuos y como nación. Porque el 2021 puede ser el peor año de nuestras vidas.

Ricardo Rocha

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