Cuando era pequeña tenía que poner una almohada en mi cabeza y estar, al menos, un minuto sin respirar, y si lo lograba iba a estar feliz”, cuenta Lele Pons, sin filtros ni maquillaje y con los ojos hinchados de llorar.

Es la primera vez que Lele, de 23 años y una de las figuras latinas más influyentes en las redes sociales, cuenta abiertamente que esa era una de sus obsesiones de niña, generada por el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que padece.

La confesión aparece en el primer episodio de la docuserie The Secret Life of Lele Pons, que se estrenará el martes 19 de mayo por YouTube Originals. Ahí muestra parte de su vida privada y, sobre todo, su lucha con su condición.

“Hay un momento en tu vida en el que dices ‘¡no me importa más, no estoy avergonzada, que me sienta mal tener lo que tengo!’. Siempre lo tuve, pero tenía miedo de ser vulnerable porque todo mundo tenía una imagen de mí”, dice, en entrevista.

Irónicamente, la venezolana se convirtió en una celebridad de internet precisamente por hacer el ridículo y reírse de ella misma en la extinta Vine, la app de videos cortos en la cual fue la primera en rebasar mil millones de reproducciones.

Después se mudó a Instagram y YouTube, donde tiene 40.7 y 16.2 millones de suscriptores, respectivamente, pero admite que en la red no expone lo que vive día a día Elenora (su nombre de pila), sino la vida perfecta de una ciberestrella.

“Las redes sociales son un acto, no son como un teatro en el que estás viendo a la persona ahí (en vivo) o un concierto, es editado, puedes hacer muchas tomas. Así es como lo he logrado (ocultar mi TOC).

“Por eso no hago tantos blogs, como mucha gente, porque ahí se podría ver muchas cosas que hago que no quiero que la gente conozca. Por eso fue muy fácil que la gente no se enterara, porque tengo una vida personal”.

En otra escena, Lele llora desconsolada por no poder repetir en una tercera ocasión un ejercicio durante una de sus terapias, porque, como parte del trastorno, debe hacer todo tres veces para no sentirse mal.

El TOC es un padecimiento mental que genera en la gente pensamientos, sentimientos, sensaciones y comportamientos repetitivos e indeseables que la impulsan a hacer algo una y otra vez.

“He tenido mucho tratamiento, tomo mis medicinas y soy una persona que trata mucho de mejorar. He estado en mi terapia por más de 10 años, es algo que no se va, pero he podido manejarlo mejor”.

Gracias al tratamiento, reconoce, ha mejorado y hoy le es mucho más sencillo ocultar muchos de los tics vocales y de manos que tiene cuando debe hacer un acto público. Sin embargo, ha sido un proceso complicado y por eso aceptó compartir su historia en la serie.

“Cuando una persona que admiras también tiene lo mismo que tú, te puede dar esperanza, que todo va a mejorar y que puedes lograr lo que sea; ahí es cuando de verdad importa (decirlo).

“Tengo una plataforma muy grande y nunca he hecho algo así, pero puedo ayudar a muchas personas. Yo tengo esto y ellos pueden padecer algo más, pero mostrando mi lucha es una forma de ver y demostrar que se puede ser exitoso incluso padeciendo algo así”, agrega.

Fueron casi dos años de grabaciones, resumidos en cinco episodios que se estrenarán semanalmente y en los que también habla de la homosexualidad de su padre, del bullying que sufrió, de otros padecimientos mentales que tiene y de cómo sobrelleva las críticas.

Pero también de cómo, pese a todo, recobró la pasión por la música y hoy vive entre sus demonios y el ser feliz haciendo lo que le gusta.

“Puedo ver a una persona que proyecta una cosa (alegría) pero está constantemente luchando. Es muy fuerte y hay muchas partes que no pudieron filmar porque mi TOC es todo el tiempo, no es que esté curado o pare.

“Puedo recordar muchos momentos que han pasado y que no me han dejado hacer cosas de mi carrera”, concluye.

Fidel Orantes

Agencia Reforma