Jennifer Connelly ha estado en la industria del espectáculo desde que era una niña, pero aunque su belleza (ah, aquellos ojos verdes) y su talento histriónico son indiscutibles, no tiene el estatus de superestrella de Hollywood.

Y no es que necesite ese título, pues a sus 50 años, cumplidos ayer, ha trabajado con laureados directores y reconocidas figuras (incluido David Bowie), además de que ha recibido premios importantes. Ah, y sin contar con que ha sido considerada una de las mujeres más bellas del mundo del espectáculo.

La neoyorquina debutó cuando tenía entre 12 y 13 años en la cinta Érase una vez en América (1984), en la que interpretó a una aspirante a bailarina y actriz.

Al año siguiente obtuvo su primer protagónico en Satánica inocencia (Phenomena), pero para ese entonces ya había hecho algunos trabajos de modelaje.

Así comenzaría una carrera que al día de hoy incluye películas consideradas de culto, como Laberinto (1986) y Réquiem por un sueño (2000), además de un Óscar como Mejor Actriz de Reparto por su actuación en Una mente brillante (2001).

Sin embargo, en las últimas dos décadas, Jennifer ha ponderado su papel como madre de familia.

“Todo mundo tiene que encontrar su propio balance. Sé que para mí, mi familia es una gran prioridad, tengo parámetros muy claros del tiempo que paso fuera de casa, lejos de mis hijos y mi esposo. Pienso mucho en ellos cuando tomo la decisión de escoger un trabajo y me aseguro de no pasar demasiado separada de ellos.

“Pero creo que cada familia tiene que tomar sus propias decisiones”, dijo en entrevista.

En julio de 1997, se convirtió por primera vez en mamá junto a su entonces expareja, el fotógrafo David Dugan. Poco después del nacimiento de su hijo Kai se separaron.

En 2001, precisamente durante la filmación de Una Mente Brillante, la actriz conoció al actor Paul Bettany, con quien se casó en una ceremonia privada en Escocia, a principios de 2003.

Con Bettany (famoso por ser Visión en la franquicia de The Avengers) tuvo a su hijo Stellan, en 2004, y a la pequeña Agnes, quien nació en mayo de 2011.

“Me siento muy afortunada de tener un trabajo en el que puedo llevar a mis hijos, que pueden visitarme en el set, eso es mágico. Me siento muy privilegiada de poder hacer eso”, dijo.

Desde que se ganó el premio de la Academia, la actriz ha figurado en filmes como Hulk (2003), dirigida por Ang Lee; estelarizó Agua turbia (2005), actuó junto a Leonardo DiCaprio en Diamante de sangre (2006) y formó parte del elenco de la comedia romántica A él no le gustas tanto (2009).

Para 2014, tuvo un encuentro por partida doble en Noé: con su excompañero Russell Crowe (Una mente brillante) y con el director Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño). Ese mismo año protagonizó el debut como director de Bettany en Shelter.

Ahora anhela trabajar detrás de la cámara, pero es una incursión que se reserva para cuando su rol de madre sea menos demandante.

“Solo lo he pensado (ser directora) de una manera abstracta, para ser honesta. Pienso que lo disfrutaría, lo he soñado, no he hecho ningún plan ni tratado de conseguirlo, en absoluto; pero sí creo que sería algo que disfrutaría hacer en algún momento.

“Quizá más adelante, cuando mi hija pequeña esté más grande y tenga mayor espacio y tiempo para poderlos consumir de esa manera”.

Por ahora, se concentra en la actuación. Acaba de volver a la televisión, medio en el que en 1982 trabajó en un episodio de la serie Tales of the Unexpected.

Después de eso, en el 2000 fue parte de The $treet, un show de FOX que salió del aire tras emitir apenas siete episodios.

Recientemente, al igual que otros actores de su generación, regresó a la pantalla chica con Snowpiercer, la adaptación del filme homónimo del ganador del Óscar Bong Joon-ho.

“Creo que las audiencias han impactado la industria y que en la televisión se está haciendo un trabajo muy interesante.

“Siento que las fronteras se han desintegrado entre el cine y la televisión en ese sentido, esas que solían existir, ahora se sienten irrelevantes con la manera en que se consume lo audiovisual”, manifestó.

En esta versión televisiva de la historia, sobre una gran locomotora en la que la humanidad debe refugiarse para sobrevivir, pues el exterior se ha vuelto un lugar congelado e inhabitable, encarna a Melanie Cavill,
la jefa de hospitalidad del tren.

No obstante, su personaje guarda un gran secreto: en realidad es el “Sr. Wilford”, el artífice y mente maestra del vehículo en el que la gente vive confinada por clases sociales.

“Me pareció que tenía el potencial de ser una aventura divertida, un show entretenido por encima que tiene temas más profundos de los cuales hablar”, concluyó.

Además que Snowpiercer ya tiene autorizada una segunda temporada, Jennifer participa en Top Gun: Maverick, la secuela del clásico de los 80, cuyo estreno fue retrasado por la pandemia.

Fidel Orantes I Agencia Reforma