La historia de amor entre Victoria y Eugenio parecía sacada de un cuento de hadas; sin embargo, la realidad fue diferente
A principios de los años 90, Victoria Ruffo y Eugenio Derbez formaron una de las parejas más comentadas del entretenimiento mexicano. Su relación, que comenzó con amor y entusiasmo, dio lugar al nacimiento de su hijo, José Eduardo Derbez, en 1992. Sin embargo, poco después la pareja se separó, entre contradictorias y controversias.
Un evento en particular, conocido como la “boda falsa”, se convirtió en un punto de conflicto que ha dejado cicatrices profundas. Según Eugenio Derbez, la ceremonia fue simbólica y comenzó como una broma. Por su parte, Victoria Ruffo ha sostenido que ella creyó que la ceremonia era real, para descubrir más tarde que no tenía validez legal.
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La ceremonia incluía todos los elementos típicos de una boda: vestimenta nupcial, una celebración con amigos y familiares, lo que llevó a muchos a creer que se trataba de un matrimonio auténtico. Este malentendido se convirtió en un punto álgido de su relación y contribuyó a su separación.
Tras su ruptura, la disputa por la custodia de su hijo José Eduardo se convirtió en otro tema de controversia. Victoria Ruffo acusó a Eugenio Derbez de no estar presente durante la crianza de su hijo, mientras que Derbez afirmó que le negaron ver a su hijo durante un tiempo. Estas acusaciones mutuas han sido expresadas en múltiples entrevistas y declaraciones públicas.
Derbez ha compartido sus dificultades para convivir con Ruffo, mientras que ella ha rechazado algunas de sus afirmaciones y defendido su perspectiva. Estas discrepancias han generado polémica entre sus seguidores y mantienen el interés mediático todavía vivo.
Recientemente, la protagonista de telenovelas como “Simplemente María” y “Corona de lágrimas” fue cuestionada sobre la importancia de la salud mental al finalizar una relación sentimental. En un encuentro con la prensa, Ruffo confirmó que tomó terapia psicológica tras su separación de Eugenio Derbez hace más de 30 años.
“Sí tomé terapia, claro. Cuando terminó mi relación con Eugenio yo tomé terapia un rato. No es difícil o fácil, necesitas de repente sacar cosas, entender estas cosas. Sí logré el perdón, me logré perdonar yo. Yo no necesito perdonar a nadie más que quererme yo, perdonarme yo, lo bueno o lo malo que haya pasado en mi vida. De todo aprendes, de todo sacas algo bueno, hasta de lo malo tiene que salir algo bueno”.