Puede que nunca ganó un Óscar, el máximo premio de la industria cinematográfica, pero Alan Parker ya pasó a la historia del cine como toda una leyenda.

El cineasta británico, hacedor de grandes clásicos como Expreso de medianoche (1978), Mississippi en llamas (1988) y Evita (1996), falleció el pasado viernes, a los 76 años.

De acuerdo con un comunicado emitido por su familia, el deceso se debió a una larga enfermedad que le achacaba, pero no se reveló más información.

Parker, nacido en Londres en 1944, comenzó su carrera en el mundo de la publicidad, donde hizo más de 500 anuncios para televisión.

Su primera película fue para la pantalla chica, The evacuees (1975), que le valió el Emmy Internacional y un Bafta. Fue su llave de entrada para el mundo del cine.

Entonces, apareció su primer largometraje, Bugsy Malone, el cual escribió y dirigió. Se trató de un musical satírico centrado en el nieto de Al Capone, que estuvo interpretado por puros menores, incluida una muy joven Jodie Foster.

Después vendría el que es quizá su filme más famoso, Expreso de medianoche, protagonizado por Brad Davis y escrito por Oliver Stone, con quien después volvería a colaborar en Evita, el musical basado en la vida de Eva Perón y estelarizado por Madonna.

La primera le valió su primera nominación al Óscar en la categoría de Mejor Director, que perdió. Aun así, la cinta fue un éxito y se llevó dos estatuillas doradas, como Mejor Guion y Mejor Música, además de seis Globos de Oro y tres Bafta. Con tan solo 14 largometrajes en su currículum, su trayectoria osciló entre los grandes dramas y los musicales, prueba de ello fue que dirigió Fama (1980), que también generó revuelo y convirtió a sus protagonistas en ídolos.

Su gusto por la estética y la música quedó asentado con los videos musicales que hizo para artistas como Pink Floyd y Madonna.

“Si puedes usar la música y las imágenes juntas es una cosa muy poderosa”, dijo a la BBC en 1995.

Pink Floyd: The Wall (1988) y Corazón satánico (1987) fueron muestra también de su versatilidad.

Después apareció en el panorama Mississippi en llamas (1988), una historia de racismo que narraba las actividades del Ku Klux Klan, con las actuaciones de Gene Hackman, Willem Dafoe y Frances McDormand, y aclamada por la crítica.

Fue nominada a cuatro Globos de Oro, no ganó ninguno, y siete premios Óscar, incluida la categoría como Mejor Director. Pero nuevamente se fue con las manos vacías.

“Desde Fama hasta Expreso de medianoche, el dos veces nominado al Óscar Alan Parker era un camaleón. Su trabajo nos entretuvo, nos unió y nos brindó un gran sentido del tiempo y el lugar. Un extraordinario talento que será muy extrañado”, escribió en Twitter la cuenta oficial de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.

Andrew Lloyd Weber, Peter Gabriel, John Cusack, Ben Stiller y Matthew Modine también lo despidieron en redes sociales.

Ocupó el cargo de presidente del British Film Institute y, en 2002, la reina Isabel II lo nombró caballero de la Orden del Imperio Británico, por su labor en la cinematografía del Reino Unido.

Su último trabajo fue La vida de David Gale, en 2003, y en 2013 recibió el Bafta Fellowship, el máximo reconocimiento del cine británico. Dos años más tarde, anunció su retiro.

“He peleado toda mi vida por el trabajo. Todos los que han trabajado conmigo saben lo mucho que lucho por nuestro derecho de hacer nuestra película de la manera en que queremos hacerla”, dijo en una conferencia.

Se casó en dos ocasiones. Permanecen su viuda, Lisa Moran-Parker; sus hijos, Lucy, Alexander, Jake, Nathan y Henry, y siete nietos. Pasó sus últimos años pintando… y el Óscar nunca llegó.

Staff I Agencia Reforma