María Daniela y su Sonido Lasser le ha puesto color y ritmo a la pista de baile desde que debutó con su electropop, sin pretender ganar popularidad.

Eso fue a mediados de la primera década, cuando el dueto formado por María Daniela Azpiazu y Emilio Acevedo comenzó a componer las canciones de su disco homónimo, que conectó de inmediato gracias a letras desenfadadas, como Miedo, Chicle de menta, Carita de ángel y Fiesta de cumpleaños.

“Para el primer disco fui muy libre y muy honesta: hacía ese tipo de canciones porque pensaba que nadie nos iba a escuchar, pero el disco llegó a la radio por una compilación de nuestra disquera y tuvimos éxito antes de querer hacer una banda.

“No digo que el primer disco sea malo o tuviera defectos, pero fue muy desfachatado, muy amateur, y poco a poco hemos ido dando un producto de más calidad”, compartió la cantante, en entrevista telefónica.

Si bien Acevedo contaba con una trayectoria musical de peso, labrada con Titán, Sonido Lasser Drakar y otros grupos, a su compañera de fórmula le costó aceptar la fama que le proporcionaron temas como Pobre estúpida.

Para ella, sus recuerdos son casi contradictorios, pues antes de los shows estaba llena de nervios y al bajar del escenario no cabía en sí de la euforia, a la par que lidiaba por aceptar sus defectos.

“No cantaba ni bailaba bien, no estaba acostumbrada a estar en un escenario, así que me costaron mucho trabajo las giras, los hoteles, los aviones. Después entendí que era terapéutico escribir y que la gente te acepta sin conocerte”, contó la intérprete de Duri Duri.

Pero cuando el grupo empezó a ganar más éxito, María Daniela tuvo la intención de abandonarlo y habló con Acevedo. Al final le ayudó confrontar su incomodidad.

“En ese entonces tenía problemas de angustia y ansiedad, estaba muy abrumada, pero Daniela conecta con la gente emocionalmente, me escribían mensajes de que el disco les ayudó a salir adelante de un divorcio o una depresión.

“Eso me sacaba a mí adelante. Estaba ayudando a la gente con la música y ellos a mí por la vibra y el cariño”, recordó.

Las canciones están interpretadas en primera persona por el personaje de una mujer que puede pedir un chicle de menta y una paleta, se declara la ex más flamante y viste lentejuelas que resaltan su belleza.

Más que empoderar a las mujeres, María Daniela considera que sus composiciones son entretenidas y que ahí radica su éxito.

“El proyecto tiene la onda de diversión porque nuestro objetivo es la pista de baile. Mi carácter y el de Emilio es así, siempre estamos muertos de risa. Nunca hemos querido dar un mensaje, más bien transmitir cómo nos sentimos cuando hacemos las canciones.

“No quiero dar un mensaje de mujer empoderada, sino alivianar de la vida diaria, salir a bailar y cantar una letra que va a desencadenar de algo a lo que otros estén enganchados”, explicó.

A la autora, quien ha compuesto temas con colegas como Natalia Lafourcade, la única de sus canciones que no le encanta es Me provoca, porque se queda sin aire al entonarla.

El grupo no ha dejado de crear. En febrero sacó el sencillo Hechicera, cuyo video está plasmado con una vibra ochentera.

“Todo nació como una oda a New Order por el sintetizador del principio, que es uno que Emilio tenía en su casa y me sonaba mucho a Blue Monday.

“Además, yo soy ochentera, así que fui por mis juguetes a casa de mis papás, encontré revistas Eres. Ya que teníamos los elementos, todo se dio”, recordó la cantante.

Además de Hechicera, su próximo disco, de título por revelar, incluirá Puerta dimensional, que tiene un tono norteño, por lo que María Daniela adelanta que será de lo más extraño de su discografía.

“Tenemos una canción de rock urbano, le estamos dando al hip hop y al reguetón, aunque no tan fresa, como lo hemos experimentado desde el primer disco. Nosotros nunca nos movemos por modas, es un género que nos gusta.

“El disco está super raro, es chile, mole y manteca, no hay un género, concepto ni hilo conductor en todo el disco. Me gusta por partes, pero no sé si cuando escuche las canciones una tras otra tenga sentido”, reflexionó.

Mauricio Ángel I Agencia Reforma