Escápate a la sierra de Zacatecas
 
Hace (65) meses
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Es difícil librarse de los encantos de la capital zacatecana: sus edificios de cantera rosa, el arte de sus museos, las noches de callejoneadas al ritmo de la tambora. Sin embargo, esta es una de esas veces en que el llamado de la naturaleza se impone.

Rumbo al Parque Nacional Sierra de Órganos, la primera parada de nuestro itinerario de aventura por el Estado, de muy buena gana intercambiamos la conexión a Internet, por el placer de respirar aire puro y contemplar paisajes protagonizados por enorme columnas rocosas de origen volcánico que recuerdan a los cactus órgano.

Situado a media hora en auto de Sombrerete -Pueblo Mágico desde 2012- este parque está abierto al público para organizar días de campo, rutas ciclistas y de senderismo en compañía de guías especializadas, además de campamentos en áreas designadas.

Poco antes del atardecer, tras montar la casa de campaña, el grupo emprende un breve recorrido hacia El Campanario, una de las formaciones de piedra que remite a una torre elevada donde se antoja escuchar un estruendoso repicar.

El sendero que lleva hasta ella está bien delimitado. Incluso hay escalones que facilitan el recorrido en algunas partes, pero aún así es indispensable usar botas de suela antiderrapante y pantalones largos para evitar las picaduras de insectos o espinarse con la flora local.

Al interior del Campanario, las rocas enmarcan el paisaje que se contempla hasta donde la vista alcanza: un valle salpicado por cactáceas y matorrales; a lo lejos, piedras que también hacen pensar en las pipas del órgano de alguna solemne catedral, coronadas por un cielo azul inmaculado.

Entre sorbos de mezcal zacatecano y una que otra cerveza artesanal producida en Sombrerete y de venta en La Barra, la noche transcurre en calma. A la hora de dormir, el silencio, sólo interrumpido por algún insecto o un ave, es algo que extrañaremos de vuelta en la ciudad.

A la mañana siguiente tenemos una cita con Romana Gómez -Romis, para los amigos- especialista en recorridos guiados por el parque, quien nos propone hacer senderismo hacia la Cueva del Toro.

En el camino, sin que la imaginación se esfuerce demasiado, encontramos otras figuras y personajes en las rocas del parque, entre ellas la Copa y hasta un conjunto de piedras que los lugareños conocen como la Procesión del Silencio.

“Está el padrecito, sus dos monaguillos y el resto de las personas”, explica Romis mientras señala a lo lejos en el horizonte.

Hace millones de años, las mil 124.65 hectáreas de esta área protegida (y las comunidades a los alrededores) se encontraban completamente cubiertas por agua. La fuerza de la naturaleza ha dejado su marca en las rocas.

“El tiempo, la lluvia, el sol, el agua, el aire, las va puliendo”, cuenta la guía, quien habita en una localidad a unos 15 minutos en auto y descubrió su pasión por caminar la sierra y aprender sobre sus plantas medicinales, luego de trabajar como vigilante en el parque. La mayoría de sus vecinos en Ojo de Agua, cuenta, no conocen estas maravillas y ella se ha encargado de darles algunos paseos.

“La gente como que no le interesa mucho este lugar y desgraciadamente así es”, lamenta Romis, “pero aquí es mi vida”.

Conforme avanzamos cuesta arriba hacia la Cueva del Toro, el sendero es más pesado. Las flores silvestres que pintan el camino y una suave corriente de aire nos anima a seguir.

Ya que hemos ganado cierta altura, la vista hacia el parque hace que por momentos se disipe el cansancio.

Por fin llegamos. Romis nos advierte que tendremos que atravesar la cueva, casi a oscuras, subiendo y bajando rocas a lo largo de 30 metros. Hay que tener cuidado de no alumbrar el techo para evitar que los murciélagos se inquieten. Todo valdrá la pena, dice.

Al interior, el olor acre del guano golpea la nariz. Poco a poco nos acostumbramos a la penumbra y siguiendo las instrucciones de la guía logramos salir rápidamente, sólo para comenzar el asenso a gatas por una pendiente de casi 90 grados.

Una vez arriba, ante el panorama dominado por los órganos de roca, el grupo se siente invencible.

 

Con magia: Sombrerete

Esta localidad, de calles pavimentada con mármol, es puerta de entrada al Parque Nacional Sierra de Órganos. Está situada aprox. a dos horas al noroeste de la capital zacatecana. Conoce algunos de sus atractivos:

* Monasterio de Nuestra Señora de la Soledad. Hogar de las Hermanas Clarisas Capuchinas Sacramentarias, quienes ofrecen recorridos guiados al interior de una catacumba de la Capilla de la Santa Veracruz; allí varios viajeros reportan apariciones divinas. Lleva a casa su rompope y licor de membrillo.

* Birrería Bustos. Desde hace más de 40 años los platos de birria de chivo o de borrego que prepara Mario Bustos, son los consentidos de la gente de este pueblo. Abre todos los días a partir de las 8:00 horas.

* Parroquia de San Juan Bautista. Ubicada en el corazón del pueblo, fue erigida en 1777, destruida en 1911 y reconstruida entre 1938 y 1939; cerca está el Jardín Constitución y los portales donde se venden artesanías.

 

Cerca del cielo

Desacelerados, en armonía con los tiempos de la sierra zacatecana que mandan alejarse de las redes sociales, llegamos a Jerez.

Pueblo Mágico desde 2007, debe parte de su fama a ser el sitio de nacimiento de Ramón López Velarde, autor clave de la poesía mexicana moderna, cuyos textos transitan entre la religiosidad y el erotismo.

Dejamos para luego la visita a su casa, convertida en un museo interactivo; un recorrido por el Teatro Hinojosa, el Panteón Museo de Dolores y otros atractivos céntricos. La primera misión del día es avistar la Sierra de Cardos desde la canastilla de un globo aerostático. Se trata de una nueva experiencia, disponible desde hace pocas semanas.

A las 6:30 horas nos reunimos con el piloto Ernesto Calva, en el globopuerto situado a unos tres kilómetros del corazón de Jerez. Con una café caliente entre manos observamos el inflado de la aeronave. Curiosos, algunos trabajadores del campo se acercan para atestiguar el despegue.

“(Temprano) es cuando el viento es más tranquilo. Necesitamos algo que se llama viento calma para poder volar, por lo mismo no hacemos un recorrido de un radio mayor a 5 kilómetros. La idea es conocer y disfrutar las bellezas naturales que ofrece Zacatecas desde un punto de vista completamente diferente”, dice Ernesto, también propietario de la compañía Globo 3 Uno.

Se realiza un vuelo al día, prácticamente a diario, dependiendo de las condiciones climáticas, explica el piloto. Próximamente se espera llevar la experiencia a otros destinos del Estado.

El ascenso es suave, pero pronto el globo alcanza los 300 metros de altura. Desde allí observamos el pueblo mientras volamos por encima de algunos cultivos de maíz. A lo lejos, las rocas de la Sierra de Cardos se alzan hacia el cielo.

Esta zona es un imán para los amantes de la aventura. Hay cabañas para alojarse, se practica senderismo y los más extremos se lanzan de una tirolesa o atraviesan un puente colgante.

Tras casi una hora de vuelo, el piloto prepara el aterrizaje. No se nos ocurre una forma más mágica de comenzar un día en Jerez.

A bordo de un globo aerostático conoce el Pueblo Mágico de Jerez y la Sierra de Cardos:

 

2 mil 150 pesos es el costo del vuelo

 

60 minutos DMA. dura el paseo

 

5 años es la edad mínima para abordar el globo

2 personas mínimos para cada salida

Ubicado a menos de una hora en auto de la capital, este Pueblo Mágico presume ser la cuna del “tamborazo” zacatecano. Para tu próxima visita, toma en cuenta algunos de sus encantos:

* Panteón Museo de Dolores. Abierto a los viajeros para recorridos de día o de noche, este sitio narra parte de la historia de Jerez a través de los detalles de sus lujosos mausoleos que datan del siglo 19. Es uno de los primeros panteones en México construido fuera de los terrenos de una iglesia.

* Museo comunitario: ubicado en el centro, junto al Teatro Hinojosa, reúne un centenar de artefactos antiguos donados por los jerezanos, entre ellos un libro de registro de ventas de una tienda, que data de 1905, hasta molcajetes, balanzas y más.

* Casa Bonita: por su exquisita sazón y acogedora decoración, el restaurante de Luis Haro es uno de los favoritos a cualquier hora del día. Pregunta por el asado de boda, galardonado en el Festival Gastronómico de Jerez.

 

Paraje de fantasía

Pronto nos alejamos de la cabecera municipal de Valparaíso. El camino de terracería que nos lleva hacia Potrero Blanco y la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) es un tanto escarpado, pero el conductor demuestra pericia para evitar que la camioneta quede atascada en el lodo.

El recibimiento es de ensueño: al otro lado de un gran estanque, un venado pasea tranquilamente frente a la cabaña donde nos alojaremos.

La de Potrero Blanco es parte de una decena de UMAs que hace aproximadamente cinco años comenzaron a desarrollarse en la zona. Su vocación es proteger a las especies de flora y fauna, pero también brindar un ambiente regulado a los aficionados a la cacería.

Dentro de las UMAs, los visitantes -previamente acreditados con una licencia de cazador deportivo expedida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)- pueden apresar guajolotes Gould, venados cola blanca, ciervos rojos y jabalíes.

La cabaña de Potrero Blanco también está disponible para quienes, como nosotros, sólo queremos observar las maravillas de la naturaleza zacatecana, hacer senderismo dentro del terreno y tener un encuentro cercano con casi una docena de venados que habitan en el predio y de vez en cuando se pasean por las instalaciones, como quienes se saben los verdaderos dueños del lugar.

“Lo que distingue a una UMA es que (la cacería) la vas a hacer con toda la ley, con todos los permisos y aparte vas a seleccionar el animal que ya va en decadencia. No vas a matar a cualquiera: no matas hembras, no matas jóvenes”, explica Omar, propietario de esta UMA abierta en 2012.

De acuerdo con el experto, el objetivo de los cazadores responsables es obtener el mejor trofeo, por tanto son cuidadosos en la elección de sus presas, a diferencia de los cazadores furtivos, quienes suelen no tener licencia ni se preocupan por las temporadas.

Juanito Juárez, cuidador, guía y uno de los beneficiados por la derrama económica que dejan los cazadores, cuenta que cuando era joven era improbable que al andar por estos terrenos se encontrara con venados o guajolotes, lo que ahora es posible gracias a las UMAs.

“Se sacrifica solamente una cantidad de animales, el gobierno lleva control de los que se van a sacrificar y el dueño de la UMA recibe una parte monetaria y, al mismo tiempo, se protege de que ya no haya cazadores furtivos. Al final de cuentas todo ayuda a los mismos animales nativos, porque ya no puede andar cada quien con un rifle”, opina Juanito.

Los ingresos por la caza de animales se invierten en cuidarlos durante todo el año, mejorar las vías de acceso y los servicios de alojamiento, además de proteger el área de la deforestación para procurar un ambiente en el que la fauna pueda reproducirse mejor.

El costo por cazar un guajolote es de 12 mil pesos; incluye tres días de hospedaje y los guías. La alimentación y el traslado corren por cuenta de los viajeros.

Por la noche, el cielo despejado nos toma por sorpresa. Sin contaminación lumínica de por medio, la vía láctea se dibuja claramente. Las estrellas brillan de una manera espectacular y, con la ayuda de una app para practicar astroturismo, distinguimos algunas constelaciones.

Pasa de la medianoche. Nadie está cansado. La sierra zacatecana tiene su propio tiempo.

De acuerdo con el propietario de la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) Potrero Blanco estas son tres claves de un cazador responsable:

* Cuenta con una licencia de cacería deportiva expedida por la Semarnat.

* Sólo realiza la actividad en temporada.

* Lo hace dentro de una UMA que está en regla y cuide el hábitat de los animales.

 

CÓMO LLEGAR

Desde la Ciudad de México, Aeroméxico vuela directo a la ciudad de Zacatecas; para moverse hacia los Pueblos Mágicos y la sierra lo ideal es rentar un vehículo apto para terrenos agrestes. Si vas en auto propio, desde la CDMX a la capital zacatecana el trayecto por carretera es de aproximadamente 8 horas.

DÓNDE DORMIR

Sombrerete. Cerca de este Pueblo Mágico está el área de acampado del Parque Nacional Sierra de Órganos. La cuota por persona, por noche, es de 40 pesos por adulto y 20 pesos para niños.

Jerez. En el corazón del Pueblo Mágico, Posada San Miguel es una de las mejores opciones de alojamiento. Sus habitaciones son amplias y tiene WiFi gratuito. Desde 720 pesos por noche para dos personas.

Valparaíso. A 18 kilómetros de la cabecera municipal se encuentra la Unidad de Manejo Ambiental Potrero Blanco. La noche de alojamiento en su cabaña, con capacidad para hasta 15 personas, es de 4 mil 500 pesos por noche. Tiene agua caliente, cocina equipada y asador. Reservaciones: 01 (457) 936-1757

 

QUÉ COMER

El plato estrella en el Estado es el asado de boda (carne de cerdo bañada en salsa de chile ancho).

En Sombrerete es imperdible probar la birria, las brujitas (empanadas rellenas de papa con queso, carne deshebrada o frijoles) y los tacos de papel (pequeños, en tortilla delgadita rellenos de deshebrada, rajas con queso y papas).

En Jerez saborea las típicas tostadas con salsa -en el centro son muy socorridas las del puesto Duros y Tostadas Serafín-  y de postre las raspanieves de la Nevería el Paraíso. Para beber, donde sea pide un buen mezcal zacatecano.

 

MÁS INFORMACIÓN

www.zacatecastravel.com

www.aeromexico.com

Analine Cedillo

Agencia Reforma

 

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