Llegar a la cima de Hollywood no es fácil, pero, si algo es verdad en ese pueblo de fantasía, celuloide y selfies, es que el que persevera casi siempre alcanza su cometido. Y como prueba ahí está Matt Damon.

Mucho antes de volverse una de las estrellas más rentables del mundo, de acuerdo con la revista Forbes, de acumular premios de prestigio y de enamorar a las audiencias, el actor tuvo que esforzarse en demasía.

Sí, ahora es globalmente conocido gracias a filmes como Invictus (2009), Misión Rescate (2015) y Contra lo imposible (2019), pero en un momento de su vida estuvo a punto de tirar sus sueños a la basura.

Nacido el 8 de octubre de 1970 en Cambridge, Massachusetts, de padres divorciados, Matthew Paige Damon (su nombre real) se tuvo que adaptar desde pequeño a vivir solo junto a su mamá y hermano, con quienes compartió una casa comunal con otras seis familias.

Debido a la estricta educación de su mamá, Matt pasó toda su infancia como un niño solitario, anhelando descubrir su identidad, soñando con pertenecer al mundo, motivación que eventualmente encontró en el arte.

Mostrando interés por la actuación desde chico, participó en múltiples producciones teatrales dentro de la Cambridge Rindge and Latin School, a la que también acudió el actor Ben Affleck, su mejor amigo y confidente.

Tras dar el salto a la Universidad de Harvard, su pasión por la actuación se acrecentó hasta orillarlo a abandonar sus estudios para tomar papeles pequeños, pero relevantes, en filmes como Código de honor (1992), Gerónimo, una leyenda (1993) y Valor bajo fuego (1996).

Estas experiencias, al lado de artistas como Denzel Washington, Robert Duvall, Julia Roberts, Jon Voight y directores como Walter Hill y Francis Ford Coppola, le dieron finalmente la seguridad que tanto buscaba.

Fue así como en 1996 empezó a forjar su camino al estrellato al tomar pluma y papel y sentarse junto a Affleck, su eterno cómplice, a escribir un guion que le cambiaría la vida a ambos para siempre.

MENTE INDOMABLE

Su primer golpe de suerte le llegó cuando en 1997 el guion que escribió y protagonizó junto a Affleck y Robin Williams, Mente Indomable, le otorgó su primer Óscar y Globo de Oro en la terna de Guion Original.

“La película está tan cerca de mi corazón porque es algo que mi mejor amigo y yo inventamos. Él es de Boston y era todo lo que conocíamos”, expresó Damon hace unos años.

“Las apuestas eran muy grandes y el resultado fue el mejor que puede ocurrir en este negocio: la gente vio la película, alcanzó grandes críticas y fui feliz de haber terminado un proyecto que nos otorgó un Óscar”.

A partir de ese momento, el actor se adentró en múltiples proyectos importantes, como Rescatando al Soldado Ryan (1998), de Steven Spielberg; Rounders (1998), junto a Edward Norton y John Malkovich; Dogma (1999), de su amigo Kevin Smith, y El Talentoso Sr. Ripley (1999), al lado de Jude Law y Gwyneth Paltrow.

A la fecha, sus 85 créditos como actor y 24 como productor lo han posicionado como una de las estrellas más rentables del globo, al recaudar 5 mil 635 millones de dólares en la taquilla internacional.

Sin embargo, no todos los billetes verdes se los ha embolsado con dramas intensos y cintas indies.

HOMBRE DE ACCIÓN

Cuando se anunció que Matt Damon haría su primera cinta de acción en forma, Identidad desconocida (2002), bajo los mandos de Doug Liman, todos se rieron. ¿Cómo es que este chiquillo podrá patear traseros?

Cinco películas y casi 20 años después, la exitosa saga del antihéroe Jason Bourne suma hasta hoy mil 637 millones de dólares a nivel mundial.

A esta franquicia se suma la de La gran estafa (2001), donde dio vida a Linus Caldwell, el divertido, pero incomprendido, miembro del equipo liderado por los personajes de George Clooney y Brad Pitt.

“Algunas personas se meten en este negocio y siempre tienen miedo de perder ‘algo’. Intentan proteger su posición como si se aferraran a un barandal. Estos actores terminan tomando decisiones realmente seguras.

Fernanda Palacios I Agencia Reforma