Eva Green: de sensualidad siempre verde
 
Hace (55) meses
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En su apellido, Eva Green lleva su principal emblema: un color, un estilo de vida y el sobrenombre que la hizo infeliz en sus años de escuela.

También, alrededor del verde (green, en inglés) ha tejido su historial como femme fatale del cine moderno; eso sí, muy chic y estilizada, sin ínfulas de viuda negra o matacursis.

“Lo odié en un momento de mi vida, cuando me decían ‘La Vert’ (la verde, en francés) en el colegio, pero he amado siempre ese color. Me encanta su brillantez y el significado de vida con el que se asocia; recuerdo que en la universidad un tiempo me dio por ponerme todos sus tonos y nadie me dijo ‘la verde’.

“Ahora sí me siento orgullosa de ser muy ‘Green’. Incluso, en el cine solía exigir muchos atuendos verdes solo por gusto… pero esos caprichos ya pasaron”, admite en entrevisa exclusiva.

En medio de la charla, en una suite del Four Seasons de Beverly Hills, pide unos minutos para ir al baño sin poses ni falso decoro. Vaya, hasta bromea sobre lo ruidoso del drenaje cuando jala la palanca.

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Al retomar la conversación, ofrece a su interlocutor de su espresso doble, muy al estilo europeo, y de la galleta de avena que, dice, es el único placer dulce de su semana de indulgencias.

“Adoro el café supercargado y con notas fuertes. Como nací en Francia, allá acostumbramos el café muy fuerte, aquí en Estados Unidos es más ligero. También adoro mi galleta, es de las pocas cosas dulces que como, porque cada día me cuido más físicamente.

“Adoro los momentos de relax y apasionamiento de mi día: cuando nado, cuando salgo a un concierto de rock o cuando me encierro a meditar o hacer yoga… son mis momentos”, señala la actriz.

Calza las pantuflas de descanso del hotel y lleva una bata que cubre su vestido negro con encaje y drapeado que deja al descubierto sus piernas. Junto a un sillón está la chamarra negra que, asegura, es una de sus predilectas.

La usó para el rodaje de Dumbo y se la puso para los vuelos de Los Ángeles (donde radica) a Londres, París y Tokio para la promoción del filme de Tim Burton. La cuida como si fuera su tesoro (momentáneo) más preciado.

A unos meses del estreno de su siguiente largometraje, Proxima, con Matt Dillon, y de la teleserie The Luminaries, Eva está convencida de que su carrera se ha construido sobre bases firmes, aunque siempre con persona-jes atípicos.

“Me di a conocer con una película muy etérea y sensual: Los soñadores, de Bernardo Bertolucci, y juro que él me dio los mejores consejos de mi vida profesional: ‘Elige papeles que no sean tú’. Y, así de sencillo, me he alejado de mi verdadera personalidad para representar a mujeres muy disímbolas, rudas y extrañas.

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“Cuando hice a Vespen Lynd en la película de James Bond (007: Casino Royale), me di cuenta de que no soy ni diosa griega ni perra francesa ni loca americana. Pero es como si tuviera una etiqueta que dice: ‘explosiva’”.

Aficionada al rock, particularmente el de Jack White, Noir Désir, Metallica, King Crimson, Led Zeppelin, The Strokes e Interpol, Eva se volvió una estrella de la pantalla chica con su personaje en Penny Dreadful, una de las teleseries más emblemáticas de los “mundos paralelos”.

“Soy extraña porque, por un lado, creo en la espiritualidad y en los mundos alternos a este que vivimos; pero, por otro, me cuesta mucho encajar con una religión”, acota la estrella de Sombras tenebrosas y Una señal en la tormenta.

Coleccionista de calaveras, joyas con formas de insectos y libros de arte barroco, la parisina afirma que, por el momento, su gran amor es su perrito, Griffin, y que su principal fuerza motivacional es su familia, integrada por sus papás y su hermana, Joy, (quien es su gemela, por cierto).

Es vegetariana, devota de las películas de suspenso y lectora empedernida de novelas y biografías. Y asegura que, aunque muchos la consideran una mujer compleja, es la más accesible y sensata cuando se trata de establecer una relación.Cuando se despide, luego de una conversación de 20 minutos, aclara que, aunque es “cafetera”, también procura beber té verde, tan acorde con su apellido.

“Así siempre seré ‘La Vert’”.

 

Juan Carlos García I Agencia Reforma

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