Tiene Kathia el glamour interno

Desde pequeña, Kathia sabía que quería ser alguien en el mundo de la moda. Quizás por las lecturas de revistas para mujeres que realizaba a escondidas en la gran casa donde trabajaba en su Tuxtla Gutiérrez natal.

SUS INICIOS
Observadora e inquieta desde pequeña pronto aprendió los secretos para vestir de manera femenina y con elegancia.

“No tengo estudios formales, pero si la curiosidad para ver cómo se vestían las señoras, que siempre estaban muy elegantes”, comenta Kathia en su hermoso atelier de la colonia Polanco, donde hace ropa para reinas de belleza y muchas socialités que acaparan las portadas de los medios.

“Tengo que agradecer a la vida porque la familia donde trabajaba siempre me apoyó y como veían mi interés, me ayudaron mucho a conocer el buen gusto, no solo en la ropa sino también en el mobiliario y diseño. Ah, y también a recibir como una experta”, comenta emocionada la rubia diseñadora, quien ha vestido a famosas como Ximena Navarrete, Ariadne Díaz y Edith González.

SUS SUEÑOS
Sin embargo, su sueño era salir de la ciudad, conocer el mundo…y lo logró al irse a vivir a la frontera, más allá del Río Bravo, y por el mundo, para regresar con un capital, muchas experiencias y decidida a abrir su primera tienda de ropa.

El manejo de las telas, el uso del color y los detalles que Kathia con sus propias manos bordaba, así como su trato cálido y humano, pronto le ganaron la popularidad y el respeto en su tierra y más allá.

LOS RETOS
Cuando una famosa editora le pidió hacer trajes especiales para Chiapas, la inquieta chica no se venció hasta cumplir el reto y en una semana, adaptó los textiles de los floridos trajes de su estado para crear diseños que impactaron y que lograron más páginas de lo planeado.

“Allí comenzó todo. Me empezaron a buscar y empecé a ver que mis trajes realmente gustaban. Ha sido un camino largo, pero todo ha valido la pena”, agrega la joven quien también ha lanzado una línea para hombre con sacos estrechos cargados de detalles barrocos.

SU SELLO
Vestidos románticos, fluidos, sutiles, etéreos y llenos de detalles como pedrería, cristales, chaquiras y lentejuela, todo producto de la mente de una niña, que, en algún lugar de Chiapas, soñaba con ser diseñadora.

 

Fernando Toledo I Agencia Reforma