Las comilonas tradicionales en Oaxaca son un verdadero festival de sabores. Sopas, tetelas, moles, sin olvidar el riguroso mezcal, forman un mosaico culinario que no adolece de nada.
Sin embargo, si al final del banquete se presenta un pequeño cuadro blanco de consistencia parecida al flan, entonces la verdadera fiesta comienza. Tradicional en los Valles Centrales de Oaxaca, en especial de la localidad de San Agustín Yatareni, el nicuatole es un delicioso postre elaborado en la actualidad con maíz criollo cocido en leche o agua, endulzado con azúcar o piloncillo y aromatizado con canela.
Su nombre proviene de las palabras náhuatl necuatl y atolli, que significan miel y atole, respectivamente, y se vende casi en cada tianguis o mercado popular de la región. De origen prehispánico, se cree que en un principio se elaboraba con aguamiel y maíz, ingrediente responsable de su cuajado, y chiles verdes.
La popularidad y relativa sencillez de su elaboración explica las numerosas variantes que existen de este postre. Hay versiones con almendras, yema de huevo o vainilla, y es delicioso solo o acompañado con fruta fresca. Aunque se come durante todo el año, es un infaltable en los altares que se colocan en Oaxaca para conmemorar el Día de Muertos.
Nicuatole
12 porciones / 40 minutos / Sencillo
Ingredientes
+ 1½ tazas de harina de maíz fresca para tamales
+ 1/3 de taza de azúcar
+ 1 litro de leche
+ 2 cucharadas de extracto de vainilla
Preparación:
Mezclar todos los ingredientes en una olla. Cocer a fuego bajo, moviendo constantemente, hasta obtener una consistencia espesa. Vaciar en un molde rectangular y dejar enfriar. Desmoldar y cortar en rebanadas.
Receta extraída del libro Verde, Blanco y Rojo en la Cocina Mexicana, de Ricardo Muñoz Zurita
José Arrieta I Agencia Reforma