Hacer una revisión de la NOM 187 que regula la producción y venta de uno de los alimentos básicos del mexicano, la tortilla, es lo que pide su fundación junto con 2 mil personas más. Todo en búsqueda de que el consumidor esté informado de los diferentes tipos de este alimento y sus ingredientes para hacer una compra consciente y que las variantes de tortilla compitan de forma justa y no como si fueran iguales.

En cuanto a los ingredientes, la de maíz puede emplear gran variedad de razas nativas y de colores, esta es la tradicional del país. El maíz que se utiliza para la harina de las industriales (no las de trigo, sino de harina de maíz) tiene poca cantidad de proteína y aceite, pues este último, al moler, hace que la harina se haga rancia fácilmente, lo que propicia el desarrollo con maíces de menos proteínas y nutrientes.

De la fibra, para las de harina de maíz también se retira la cáscara del grano, volviéndolas tortillas refinadas, en lugar de una integral. Estos puntos hacen diferentes a ambas en sabor, textura, firmeza, “enrollabilidad”, resistencia a salsas y calidad nutricional.

“Además, la de harina necesita ser reconstituida para darle cuerpo, se le añaden ingredientes como goma, para que pegue. No es justo que compitan por igual estas tortillas con las que hacen quienes tienen que ir a un molino para hacer el nixtamal. La Ley del Consumidor dice que tienes que distinguir los diferentes tipos de productos que existen. Pedimos que se clasifiquen de acuerdo a su nombre”, dice Rafael Mier, director de Fundación Tortilla.

Mier continúa con la parte de los aditivos químicos permitidos. Explica que la tradicional solo tiene tres ingredientes: agua, maíz y cal; y que la norma permite hasta 64 aditivos, ideales para que las hechas con harina de maíz industrial los aprovechen. Por ejemplo, conservadores, blanqueadores, gomas, colorantes y saborizantes, lo cual degrada a este alimento.

“Vemos tortillas de harina de maíz que duran tres o cuatro meses en refrigeración y esos conservadores y aditivos deben tener efectos en la salud, sin duda. Los conservadores estropean los microorganismos que tenemos en la flora intestinal. Deben hacer una revisión exhaustiva y clara de los riesgos que representan esos aditivos para la salud. Y no es justo que una tortilla natural compita contra una con aditivos”, agregó.

Un punto más que trata esta petición es la publicidad engañosa, pues la NOM permite el uso de colorantes, por lo que algunas industriales dicen que su tortilla es de maíz azul, cuando en realidad solo está pintada; otras señalan que están hechas 100 por ciento de maíz y que en realidad tienen también goma, celulosa y conservadores, los cuales deberían también describirse en los ingredientes.

Una norma clara y equitativa, con declaración correcta de ingredientes, además de especificaciones sobre quiénes la harán valer y qué sanciones recibirán los infractores conforman esta iniciativa de Fundación Tortilla.

“Las normas se revisan cada cinco años porque muchas veces las condiciones de vida y el mercado cambian, entonces se hacen ajustes. A la tortilla le tocaba en febrero de este año, pero solo se ratificó, así es que hicimos la carta dirigida a secretarios de Salud y Economía.

“Ellos tienen hasta el 30 de junio para cerrar el programa de normalización, así es que deberíamos tener respuesta antes de ese día; en caso de que no entre, ahora tendríamos que estar exigiendo la revisión para que se haga el año que entra y no hasta dentro de cinco”, concluye Mier.

Agencia Reforma

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