Nuestra madre tierra y nuestro infierno hidalguense

Los humanos debemos asumirnos como parte de los ecosistemas y no reclamar preponderancia. En aras del crecimiento económico y social hemos causado graves daños al planeta que ahora estamos obligados a remediar, hasta donde ello sea posible.

 
Hace 16 días
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Ayer 22 de abril celebramos a nuestra madre, la Tierra.
La instauración del día Internacional de la Madre Tierra pretende generar conciencia acerca de la importancia de asumir responsabilidad sobre la triple crisis planetaria –cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación– y hace un llamado a la acción de todos los gobiernos, empresas y ciudadanía sobre la necesidad de la puesta en práctica de soluciones y formas de desarrollo que preserven a nuestra madre tierra.
Justo porque las formas de desarrollo implementadas han generado una persistente degradación de los ecosistemas.
Nadie niega la necesidad de avanzar en el desarrollo económico y social, pero es necesario armonizar las actividades humanas con la continua evolución de la vida en el planeta.
Es necesario reconocernos como parte integral de un sistema vivo y dinámico en constante evolución.
En lugar de ver a la naturaleza como un recurso a explotar, debemos adoptar una perspectiva de colaboración y armonización con los sistemas naturales.
Los humanos debemos asumirnos como parte de los ecosistemas y no reclamar preponderancia. En aras del crecimiento económico y social hemos causado graves daños al planeta que ahora estamos obligados a remediar, hasta donde ello sea posible.
Por desgracia nuestro estado alberga una de las zonas más contaminadas del planeta en la región Tula-Tepeji, derivado de las actividades de la refinería, la termoeléctrica, las incineradoras, cementeras y otras empresas contaminantes.
En noviembre de 2018, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) anunció la emergencia sanitaria en Tula al encontrarse la presencia de metales pesados como el arsénico, mercurio y manganeso en cantidades superiores a los límites establecidos, lo que conlleva a graves riesgos de salud en los pozos de agua que trasladan el líquido a los hogares en las comunidades ribereñas a la presa Endhó.
Las aguas residuales que se generan en el Valle de México se conducen a través del drenaje profundo hasta el río Tula y se transportan a cielo abierto a la presa Endhó.
Además, la presencia de empresas que vierten sus descargas a cuerpos de agua o sistemas de drenaje sin ningún tipo de tratamiento ponen en riesgo la salud de quienes hacen uso de las aguas contenidas en la presa Endhó para el riego agrícola y, principalmente, de los habitantes de las zonas aledañas a ese cuerpo de agua.
La presa Endhó es la letrina más grande del mundo.
En mayo de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) emitió recomendaciones por mala calidad del aire en los municipios de Atitalaquia y Atotonilco de Tula, como consecuencia de los altos valores registrados de contaminantes en las estaciones automáticas de monitoreo atmosférico que operan en la Región, niveles que afectan la salud de la población y de los ecosistemas.
En julio de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno de la República (Semarnat) declaró la emergencia ambiental en Tula, anunciando una Declaratoria de Zona de Restauración Ecológica en los 135 poblados ubicados en la región de Tula, ante la grave contaminación del agua, del suelo y del aire, haciéndola prácticamente una “región inhabitable”, pese a las acciones que se han realizado a lo largo del tiempo mismas que han estado fragmentadas, encaminadas a atender solo algunas de las consecuencias y no las causas, por lo tanto insuficientes.
En su momento, la Semarnath presentó una serie de proyectos que permitirían ir resolviendo los efectos negativos generados por la contaminación del aire, del agua, suelo y degradación de la biodiversidad en la región de Tula, con proyectos a corto, mediano y largo plazos. Estos proyectos se propondrían como sustento a la declaratoria.
Desde la Comisión de Medio Ambiente del Congreso del Estado que tuve la responsabilidad de presidir, dimos seguimiento puntual a este tema y resalto que la 64 Legislatura del Congreso del Estado exhortó a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para que en el análisis y aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2020 se contemplara la asignación de recursos para el financiamiento de dichos proyectos.
En el 2020 la 64 legislatura exhortó al gobierno de la República a que procediera a la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la Declaratoria de Emergencia Ambiental y la consecuente asignación de recursos económicos para la ejecución de proyectos
para la remediación de los daños socioambientales en
la región.
Hasta el día de hoy, abril de 2024, no hay nada. Ni declaratoria publicada ni recursos asignados ni plan de restauración ecológica en marcha, a pesar de que las propias instancias federales reconocieron a la región de Tula como “infierno ambiental”.
En tanto, los habitantes y los ecosistemas de la región Tula-Tepeji enferman y mueren.
Es necesario y urgente además de pronunciamientos de amor y respeto a nuestra madre tierra a propósito de la celebración del Día Internacional, acciones contundentes plasmadas en una estrategia integral de remediación acompañada de los recursos económicos suficientes para su implementación. Es indispensable actuar ahora.

 

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