La pesadilla de los racistas trumpianos

Imagen: Gerardo Ávila
 
Hace (91) meses
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Steve King es un republicano de 67 años de edad que representa a un distrito electoral del estado Iowa ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Es un metodista que se convirtió al catolicismo, la religión de su esposa, 17 años después de casarse con ella.

En 1996, después de dedicarse a los negocios, ingresó a la política, ganando un escaño en el Senado de Iowa. Desde 2002 es representante de su estado ante el Congreso federal.

Es un conservador que se opone al aborto, al matrimonio de personas del mismo sexo, a los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT), a la investigación de células madre humanas y a los derechos de los animales. Es tan extremo el conservadurismo de este hombre blanco que hasta se opone al matrimonio civil, aceptando sólo el religioso como válido, y a que medicamentos como el viagra sean subsidiados por el gobierno a través de los seguros Medicare y Medicaid.

Cuando Trump lanzó su candidatura presidencial en junio de 2015 dijo, entre otras cosas, que los inmigrantes mexicanos ilegales son narcotraficantes, criminales y violadores. Aparentemente se inspiró en algo que dijo King en julio de 2013, cuando al referirse a los inmigrantes indocumentados dijo que “por cada uno que es el primero en su clase (valedictorian), hay otros 100 que pesan 130 libras – y tienen pantorrillas del tamaño de melones porque están transportando 75 libras de mariguana a través del desierto”. Es decir que, para King, los inmigrantes sin papales son narcotraficantes.

En 2008, este político racista puso en duda el patriotismo del entonces candidato presidencial Barack Obama alegando que, si éste era electo, “los islamistas radicales, al-Qaeda, los islamistas radicales y sus partidarios, bailarán en las calles en mayor número que lo hicieron el 11 de septiembre”. Esta advertencia racista contenía además una gran mentira, la de que musulmanes habían celebrado en las calles de Estados Unidos los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Casi un años después de afirmar falsamente de que los musulmanes habían bailado en las calles estadunidense, King se retractó. Sin embargo, la mentira fue después tomada y propalada por Trump, quien hasta ahora no se ha retractado.

Steven King comparte la ideología del estratega en jefe de la Casa Blanca, Steven Bannon, quien antes de convertirse en el director de la campaña electoral de Trump, en agosto de 2016, era el presidente ejecutivo de Breitbart News, un sitio web de noticias de extrema derecha que ha sido calificado como un medio que difunde material racista, xenofóbico y antisemita.

Hace dos años, en un evento en que participó en el Vaticano, Bannon resumió sus creencias así:

“Ciertamente creo que el secularismo ha socavado la fuerza del oeste judeocristiano para defender sus ideales, ¿verdad? Si ustedes regresan a sus países de origen y proponen defender el oeste judeocristiano y sus principios, a menudo, especialmente cuando tratan ustedes con las élites, se les ve como alguien que es bastante extraño. Por lo tanto, ha disminuido la fuerza. Pero creo firmemente que, cualesquiera que sean las causas del actual impulso al califato -y podemos debatirlas y la gente puede intentar desconstruirlas- tenemos que enfrentar un hecho muy desagradable. Y ese hecho desagradable es que hay una guerra importante, una guerra que ya es global. Va a la escala mundial, y la tecnología de hoy, los medios de hoy, el acceso de hoy a las armas de destrucción masiva, va a conducir a un conflicto global que creo que tiene que ser enfrentado hoy”.

Para Bannon, los únicos valores que importan son los de la civilización occidental, la de los blancos, la que hay que defender del Islam, la de los cafés y negros.

Lo mismo piensa King. Hace unos días, al referirse al ultraderchista Geert Wilders, candidato puntero en las encuestas de las elecciones parlamentarias que hoy se realizan en Holanda, el gringo escribió en Twitter: “Wilders entiende que la cultura y la demografía son nuestro destino. No podemos restaurar nuestra civilización con los bebés de otra persona”. Al mencionar a los bebés de otra persona, el congresista aludía a los bebés no blancos, incluyendo latinos, que nacen en Estados Unidos y otros países.

Donald Trump, aunque no lo admita, como sí lo aceptan Bannon y King y muchos como ellos, tiene una pesadilla: que los no blancos y latinos sí lleguen a ser minoría a mediados de este siglo. Están aterrados y por eso insultan y agreden a mexicanos, árabes y otras minorías.

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