Ante la falta de apoyo monetario para sortear la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19 y que la zona arqueológica de Tula lleva cerrada desde el 15 de marzo de 2020, artesanos comenzaron a vender sus productos afuera de la antigua Tollan, a 10 meses de su suspensión.
En entrevista con Criterio, un miembro del Movimiento de Afectados del complejo cultural, quien solicitó anonimato, aseguró que de los 150 productores que ofrecen sus trabajos en el sitio, apenas se han colocado entre 10 o 15 puestos, debido a que, señaló, “no hay mucha venta y poca gente es la que acude al sitio”.
“A las personas que se acercan les logramos vender unos 40 pesos, si bien nos va, 80. A veces no acomodamos nada en el día, es cuestión de suerte”, sostuvo.
Otro de los inconformes indicó que son conscientes de que se exponen a un contagio de Covid-19 al salir a trabajar y que eso podría generarles problemas de salud; sin embargo, sostuvo que es la necesidad la que los orilla a buscar un ingreso: “Preferimos morirnos en la línea, ganándonos un sustento, que quedarnos en casa y morirnos de hambre”.
Por su parte, el líder del Movimiento de Afectados de la Zona Arqueológica, Alejandro Barrientos Adolfo, cuestionó a los tres órdenes de gobierno el destino de los apoyos que, según su versión, les ofrecieron a finales de abril: “Ni uno llegó a los artesanos de la zona arqueológica de Tula ni a las demás personas que dependen del complejo”.
Asimismo, el dirigente solicitó que los dejen laborar: “De esto vivimos, es nuestro único ingreso”.
CERRADO DESDE EL 15 DE MARZO DE 2020
Por disposición del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la zona arqueológica de Tula fue cerrada desde el 15 de marzo de 2020, como una estrategia para frenar la movilidad de personas tanto nacionales como extranjeras ante la pandemia de coronavirus
De acuerdo con los integrantes del movimiento, en la antigua capital tolteca trabajan 150 artesanos, pero de su apertura dependen más de 550 familias
Desde el 26 de mayo pasado, los artífices solicitaron el apoyo gubernamental para sortear la crisis económica ante la falta de ingresos por el cierre del antiguo recinto prehispánico, pero solo consiguieron que el gobierno municipal 2016-2020, de Gadoth Tapia Benítez, les proporcionara 26 despensas
Miguel Ángel Martínez | Tula de Allende