En 2 millones de pesos estiman el fraude que presuntamente cometió el exservidor público de Tulancingo Alberto Aranda Hernández en agravio de 80 familias, en su mayoría de Acatlán.
Eusebia O. O., quien dijo ser una de las afectadas, informó que Aranda Hernández, hasta el jueves, formaba parte del área de Procesos Internos de la Dirección de Seguridad Pública municipal.
Por ello, dijo, ese día acudió medio centenar de personas a la alcaldía de Tulancingo, donde encararon al exfuncionario y le exigieron que devolviera el dinero que le entregaron a cambio de proyectos productivos y otros apoyos derivados de programas sociales que maneja el gobierno federal, ya que siempre se identificó como militante de Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
La afectada dijo que aportó 10 mil pesos, pero hay quienes entregaron 35 mil, incluso en algunas familias dos o tres integrantes le proporcionaron dinero al exservidor público.
Lo detienen
- La afectada comentó que, tras una plática con autoridades municipales, Aranda Hernández fue detenido por policías preventivos y trasladado al cuartel de Seguridad Pública; en tanto, los agraviados acudían a la agencia del Ministerio Público a iniciar sus respectivas carpetas de investigación
María Antonieta Islas
Tulancingo
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Antonio Lira Hernández, secretario general municipal, ordenó investigar si uno de los dos veladores con los que cuenta la Dirección de Limpia y Residuos Sólidos es responsable de las recurrentes agresiones contra del perro que resguarda la antigua sede de la Comisión de Agua y Alcantarillado del Municipio de Tulancingo (Caamt), ambas dependencias ubicadas en la calle Sicilia, del fraccionamiento Santa Ana.
Personal de la Caamt y del área de Limpia de Tulancingo reportó que la semana pasada el can presentaba heridas en la cabeza y sangraba abundantemente, sobre todo de las lesiones que tiene a la altura de las orejas, aparentemente producidas con una varilla.
Comentaron que durante la administración pasada este perro, al que llaman Rojo, recibió al menos cinco machetazos en el lomo, uno de ellos tan profundo que podía apreciarse el hueso; sin embargo, el entonces director de la Caamt, Rodolfo Pascoe López, envió un veterinario para que lo atendiera y logró sobrevivir.
