Poco más de mil 500 trabajadores de la fábrica cementera La Cruz Azul, asentada en Jasso, Tula, están por cumplir cuatro quincenas sin pago, por lo que obreros dijeron estar al borde del colapso económico y alimentario.
Diversos afectados, que pidieron el anonimato, expusieron su caso a Criterio y aseguraron que, por culpa del corte energético que sufrieron por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) desde el 17 de agosto pasado, la firma se encuentra sin laborar en su planta de Hidalgo y, por tanto, no se originan ingresos.
Una de las fuentes consultadas explicó que, aunque desde el 15 de septiembre se reactivó parcialmente la producción mediante un molino que están operando gracias a un generador que funciona a base de diésel, de las cerca de 100 toneladas que se sacan al día, no ganan nada, dado que se trata de lo ya vendido y pagado desde antes del paro que se tuvo a mediados de agosto.
“La planta Hidalgo, en manos del consejo de administración, encabezado por Federico Sarabia Pozo, aún tiene en posesión y control la fábrica ubicada en Ciudad Cooperativa Cruz Azul, pero se encuentra sin ingresar recursos para pagar a los trabajadores, quienes ya cumplimos casi 60 días sin salario, ya no tenemos dinero”, refirió.
Otro de los obreros aseguró que, para apoyar la causa, los directivos de la firma han optado por dar apoyos en especie a los afectados mediante alimentos y despensa en general, los cuales se surten por medio del centro comercial del sitio.
Sin embargo, señaló que la dispersión de las canastas es aceptada por los trabajadores como “acto de colaboración o ayuda”, porque, en realidad, “muchos ya no tienen qué comer, pero que los empleados de ninguna manera otorgarían su consentimiento para que la dotación de productos se tome a cuenta de salarios caídos”, sostuvo.
Expresó que no admitirían el pago con despensas porque sus familias necesitan dinero para otros gastos del hogar, como imprevistos por enfermedades, traslados, colegiaturas, vestido, entre otros.
La fábrica de cementos La Cruz Azul, ubicada en Jasso, paró sus procesos abruptamente la madrugada del 17 de agosto, a consecuencia del corte de luz, efectuado por la CFE.
Al procedimiento se le denomina “libranza” y fue requerido supuestamente por la llamada disidencia, encabezada por José Antonio Marín Gutiérrez y Víctor Manuel Velázquez Rangel.
Miguel Ángel Martínez | Tula de Allende
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