Ya no hay tristeza ni dolor por las inundaciones de septiembre pasado, pasé la etapa de duelo y acepté que lo perdí todo y nadie lo va a reponer, dijo María Guadalupe Cornejo Monroy, vecina de Tula, y señaló que ahora la agobia pensar en una nueva inundación en 2022.

La mujer señaló que solo esperan que los tres órdenes de gobierno los ayuden, ya sea económicamente o con enseres domésticos, ya que miles de personas se quedaron sin un ingreso o forma de vida.

Afirmó que lo que ahora hay es zozobra, por no saber si en la próxima temporada de lluvias, que está a cinco meses, Tula se verá sumergida en aguas negras.

Cornejo Monroy indicó que lo que sí exigen a las autoridades es que solucionen la problemática del río Tula, tanto en su contaminación como en sus desbordamientos a causa del afluente del Túnel Emisor Oriente, porque “si no ponen un remedio definitivo, Tula seguirá inundándose año con año”.

Pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador, a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y a la Secretaría de Marina (Semar) apresurar las obras prometidas para evitar una nueva inundación con aguas negras del centro del país.

Miguel Ángel Martínez | Tula de Allende

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Es una pena saber que, después de quedarse sin patrimonio debido a las inundaciones de septiembre de este año, en Tula y nueve de sus localidades, existan personas que quieren quitarse la vida porque no encuentran la salida y no tienen nada, expresó Angélica Marisol Salazar Huerta, quien es una de los 35 mil damnificadas tras el desastre.

En entrevista, la residente del fraccionamiento Chapultepec, en la colonia Jalpa, dijo que tuvo conocimiento de que una adulta mayor que, aparte de perder sus posesiones durante la emergencia, se quedó sin un solo peso, pues extravió la tarjeta donde tenía el dinero de su fondo de ahorro para el retiro y que quien la encontró “se la vació”.

Por ello, amplió que la damnificada sufre de desesperación y a diario se pregunta: “¿Para qué vivo?”.